Sequía y miedos atávicos

ESPAÑA es un país de fuertes contrastes y de ciclos dilatados de abundancia y escasez de recursos hídricos. Por ello es cada vez más inexplicable que, en cuanto este país ha tenido recursos suficientes para ello, las fuerzas progresistas hayan frustrado el reequilibrio hidrológico, los trasvases entre la España seca y la España húmeda que tanto reclamaron los ilustrados de los pasados siglos. Es posible que las desaladoras puedan paliar en alguna medida tal desequilibrio, pero ésta no es la cuestión: estamos en presencia de uno de los miedos atávicos de este país, el de la sequía, y ninguna tecnología punta puede evitar la satisfacción que sentiríamos todos si finalmente viéramos el caudal del Ebro regando los desiertos del Levante y del sur españoles.