Diario de León

EL MIRADOR

El embajador heterodoxo

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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COMO en las universidades de verano también funciona lo políticamente correcto, si alguien desliza una opinión heterodoxa, en el sentido de desviarse de los principios esenciales de la geopolítica occidental, el hecho llega en Occidente a todas las terminales de alarma. De alarma ideológica, se entiende. No se trata de que haya surgido inopinadamente hace tres días en la Universidad Menéndez y Pelayo de Santander un peligro que amenace la seguridad, cada vez más relativa, del mundo occidental, sino de que unas afirmaciones del diplomático español Máximo Cajal parecen reconocer el derecho de Irán a fabricar o disponer de armamento nuclear. Cuando se habla de geopolítica, el Derecho Internacional puede dejarse al margen. Se pregunta Cajal por qué Irán no va a disponer de armamento nuclear si lo tienen los países de su entorno, Pakistán, la India, Rusia, Israel... Y la respuesta viene dada por la realidad geopolítica, es decir, porque bombas nucleares iraníes modificarían notablemente la ya intrincadísima situación de Oriente Próximo y Medio. No se le niega a Irán un derecho; se intenta despojarle de él porque así lo aconseja la racionalidad cartesiana de Occidente, opuesta a la ambigüedad caótica del mundo árabe o islámico. Atraviesa actualmente la humanidad una etapa en la que muchos intereses geopolíticos se disfrazan de principios morales, aunque lo bueno sería que no se interfirieran unos y otros, sobre todo a la hora de defenderlos en la misma acción, que suele calificarse de preventiva de mayores males, existan o no existan. Al defender Cajal un derecho iraní, ha infringido el armazón jurídico/preventivo de un sector de Occidente, el más implicado en las variadas tensiones de Oriente Medio, y lo ha hecho con su soltura habitual de hombre estudioso de las relaciones internaciones, en las que se ha ganado la vida, e hiriendo a veces con sus opiniones o sus libros políticas exteriores tan asentadas como la española hacia Marruecos. Ha complicado bastante el efecto de las afirmaciones de Cajal el hecho de que en la Menéndez y Pelayo participaba en una importante reunión internacional sobre el diálogo de civilizaciones, y siendo el representante especial de Zapatero en los trabajos encaminados a un deseable encuentro o reencuentro entre el mundo occidental y el islámico, eliminando

que actualmente los separa y en parte los enfrenta. Inmediatamente dijo el ministerio de Exteriores que el diplomático hablaba a título personal, y que la política exterior de España, respecto a Irán, es la de una estrecha colaboración europea en un programa nuclear iraní con fines civiles, contando siempre con la garantía de que Bagdad renuncia a la fabricación de armas nucleares. No se trata de derechos sino de hechos.
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