Diario de León

LA TORRE VIGÍA

Líbano y Europa

Publicado por
XOSÉ LUIS BARREIRO RIVAS
León

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SI ISRAEL hubiese ganado la guerra del Líbano, como inicialmente se pensó, se iba a pasar por el arco del triunfo todas las resoluciones de la ONU que clamasen a favor de la justicia y en contra del genocidio. Y si Estados Unidos no fuese de fracaso en fracaso, metiéndose en la política internacional como los elefantes en las cacharrerías, ningún país occidental se sentiría obligado a cuestionar un modelo de intervención que está masacrando los derechos y el pan de los pobres y las garantías democráticas de los ricos. Por eso hay que evitar que las apariencias nos engañen, para no creer de una forma acrítica que la llegada de los cascos azules al Líbano es, en todos sus extremos, una maniobra de paz. Bajo la fórmula genérica de las intervenciones pacificadoras, todos los desplazamientos de tropas derivados de los conflictos abiertos por el militarismo americano -Afganistán, Irak, Libia y lo que venga- están sirviendo para lavarle la cara a una superpotencia que, si desde la perspectiva internacional actúa de forma arbitraria, desde el punto de vista de sus propios intereses mantiene un imperialismo rayano en el genocidio. Bien calibrado y argumentado, sin duda, pero genocidio. Y por eso ha llegado la hora de preguntarse si los enjuagues de Kofi Annan y la lamentable política exterior de la Unión Europea están sirviendo a la causa de la paz o actúan como el médico de la cárcel que evita la muerte del preso para que el verdugo lo siga torturando. ¿Que es muy fuerte lo que digo? Pues echemos cuentas. Y en vez de seguir metiendo la cabeza debajo del ala, hagamos balance de las invasiones realizadas por los halcones, y de los efectos que tienen las intervenciones humanitarias de los palanganeros de los halcones. Si Europa tuviese una política común para Oriente Medio, y si en esa política estuviese la intención de apretarle las clavijas a Israel para que empezase a tocar afinado en el concierto internacional, podríamos ver con satisfacción y orgullo que los soldados de la Unión Europea se fuesen al Líbano y a Afganistán, vecinos nuestros, en busca de la paz. Pero este tipo de maniobras, que van a no sé dónde para no sé qué, mientras Bush y Condoleezza Rice preparan la próxima razia, constituyen una irresponsabilidad política, una estrategia militar cobardemente ofensiva, y una colaboración necesaria con el proceso de destrucción sistemática del único orden internacional que hace posible la paz. Por eso es tan lamentable el papel de la Unión Europea. Porque tanto presumir de civilización y bienestar sólo está sirviendo para escribir en el siglo XXI la crónica de una oportunidad histórica que estamos perdiendo para nosotros y para la paz del mundo.

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