Menos humos

EN MI PUEBLO, que es La Bañeza, la guerra del Líbano preocupa ni fu ni fa y, respecto a que seamos una nación o no en el próximo estatuto de autonomía -las dos grandes cuestiones que traen de cabeza ahora a la clase política- los que hemos nacido allí sólo estamos al loro de si están más buenas, con perdón, las de Astorga o las de Benavente. Hay opiniones para todos los gustos, pero no hacemos de ello una cuestión de Estado. Todo lo más en el Registro Civil, donde si antes ponía «fulano de tal, de estado soltero», ahora dice «casado con fulana, de Castrillo de los Polvazares», o con mengana, «de Manganeses de la Polvorosa», mismo al lado del acreditado local nocturno El Huracán , terror de las benaventanas y razón no les falta, según las cuales «lo que no se lleva la riada se lo lleva el huracán». Sí que afecta, en cambio, a la vida cotidiana la futura normativa de la Junta para suavizar en plan light la ley antitabaco del Gobierno, permitiendo habilitar locales para fumadores en centros públicos y de trabajo, como ya hizo antes Esperanza Aguirre en Madrid. He aquí otra razón para votar al PP. Ya iba siendo hora de que alguien le parara los pies a la ministra de Sanidad, Elena Salgado, que probablemente fumara de joven y se haya quitado del vicio. Como dice el refrán, no hay nada peor que la puta arrepentida, dicho sea con el debido respeto. Muchos estamos hartos de que el Gobierno se nos meta en la vida privada alegando, encima, que lo hace por nuestro bien, lo mismo que en lo del «póntelo, pónselo», porque, cóño, también en esto hay gustos para todos y todas. Si prospera la norma de la Junta habrá más cánceres de pulmón, pero menos gripes en invierno, vista la temperatura de aquí cuando sales a fumar con bufanda un cigarrillo a la puerta del periódico. Váyase lo uno por lo otro. Aunque nuestro comité de empresa, mayoritariamente compuesto de fumadores y sindicalistas empedernidos, aún duda. «Salir a la puerta», me dijo ayer uno pensando en el 1 de Mayo, «fomenta el compañerismo».