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Publicado por
BERNARDINO C GONZÁLEZ-HALLER
León

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PARA EMPEZAR a pensar en un orden mundial decente, primero hay que llamar a la orden al equipo de Bush. Ya está demostrado que la política belicista ha generado más inseguridad, más miedo. También hemos comprobado que ese equipo ve el mundo como un objeto al servicio de los intereses y orgullo americano, que es demasiado simplista. Si además tiene componentes fundamentalistas mezclados con los intereses económicos de grupos fácticos, pues se vuelve un peligro para la paz y el orden mundial. Hay que recordar que en número de los países incluidos el plan del eje del mal , es un invento para justificar la política belicista y esa decisión la habían tomado antes del atentado del 11-S. Para los actores de la Casa Blanca, el que se sale de la orbita de su dominio absoluto es malo, y debe ser perseguido. Conclusión: la política extrema del equipo de Bush ha producido el efecto contrario: No es buena para nadie, tampoco para los ciudadanos americanos. A los europeos nos humilla que los políticos de turno de nuestro continente, después de tantos siglos de cultura, claudiquen ante esa política tan primitiva. Estados Unidos crea al enemigo, lo bombardea y después los europeos ponemos los soldados y el dinero. ¿Adónde vamos por este camino? ¿Por qué cooperamos con quien tiene como objetivo hacer guerras como método de dominación? Ya sabemos lo que no hay que hacer, y lo que no hay que hacer: En los Congresos científicos, se ha puesto de manifiesto y se está diciendo todos los días, lo qué es positivo y lo que es negativo para salvar el planeta y para vivir como queremos, los de aquí y la de allá. Pero los sucios intereses y las sucias ambiciones de unos pocos lo impiden. El primer paso es educar para la libertad, para la cooperación y solidaridad entre los pueblos, no para el odio ni para destruir al otro. La estrategia de crear el enemigo para después vencerlo, ya no se puede aceptar. Dividir el mundo entre buenos y malos, como están haciendo, es obra de gente de mala fe. La competición nos conduce a la guerra y a la envidia. El segundo paso es respetar la naturaleza, hacer economía de los recursos naturales y distribuir la riqueza. El modelo que nos imponen no sirve a la mayoría, está pensada para favorecer a los amos del dinero, que son los que generan todos los problemas. Hay millones de personas que están condenadas a la pobreza antes de nacer, mientras a una minoría ya le tienen preparado el trono de rey o de reina preparado o garantizados los medios para vivir muy bien. Conclusión final: ¿por qué aceptamos esas diferencias tan groseras?