AL DÍA
El factor humano
EN LOS ACCIDENTES aéreos y ferroviarios con víctimas mortales, cuando no ha fallado ninguno de los múltiples elementos activos de seguridad con los que cuentan esos medios de transporte, aceptamos el error humano cuando entre los fallecidos se encuentran también el piloto o el maquinista. Cosa bien distinta es, sin embargo, cuando éstos salvan la vida. Entonces, los colectivos de esas profesiones forman coro para defender a ultranza la experiencia y calidad humana de quienes estaban al frente de esas máquinas, sin aceptar ni por asomo un fallo humano, un despiste, una negligencia o cualquier otra circunstancia achacable exclusivamente a esas personas. Con el accidente ferroviario de Villada (seis muertos y 36 heridos) sucede así. Los sindicatos ferroviarios rechazan tajantemente la posibilidad de que el maquinista cometiese un error al pasar a 125 kilómetros por hora por un cambio de vía por el que tenía que circular a 30, a pesar de que así lo certifica la central de registro Hasler (más conocida como caja negra), que contiene el aviso de cambio de agujas en ese punto enviado desde el centro de control de León y la respuesta del maquinista a la orden mediante el accionamiento del correspondiente botón de enterado. Sus compañeros no admiten la prueba y achacan el suceso al socorrido recurso a la falta de inversión en el trazado y la ausencia de sistemas de seguridad de última generación. Llevadas a su extremo estas cosas, cabe preguntarse si hay que parar el transporte terrestre, aéreo o marítimo cada vez que la industria desarrolla un nuevo sistema de seguridad y éste no se ha incorporado a toda la flota, porque sin duda el más moderno superará al anterior en prestaciones y niveles. Cuando los colectivos de esas profesiones sacan a relucir su gremialismo es cuando más tierra echan sobre su tejado, porque aceleran la supresión de pilotos y maquinistas y su sustitución por sistemas de guiado automático en los que no intervenga el factor humano. El usuario de transporte público demanda seguridad en el medio que utiliza, buen mantenimiento de los equipos, comodidad y limpieza, pero sabe que la seguridad al cien por ciento no existe en una sociedad masificada como la nuestra, y que el error humano es una de las posibilidades de infortunio. Este parece que fue la causa del de Palencia, pero de cualquier forma será el juez quien lo certifique. Mientras tanto, sólo cabe esperar, desear que los heridos se recuperen sin secuelas y sacar conclusiones positivas para bajar en la estadística el índice de accidentes por kilómetro recorrido y pasajero transportado de nuestro sistema ferroviario.