Un buen trabajo

APROVECHANDO la caída de la tarde de un caluroso día de agosto recorrí la margen del Bernesga, aprovechando la apertura de la verja que hay a la altura del Hostal de San Marcos. La perspectiva era nueva, pues ese paso había estado vedado muchos años y la imagen era muy distinta a la de mi infancia, cuando cruzaba a diario el puente durante unos meses en los que viví en El Crucero. No hay similitudes con aquel río bravo de los años sesenta. Ni las orillas, ni el cauce son los mismos. Ahora, como muy bien ha denunciado en repetidas ocasiones Pedro García Trapiello, se ha encorsetado tanto al Bernesga que del de entonces ya sólo le queda el nombre. Lo increible era pensar que por ese cauce, cegado por la arena y la selvática vegetación, podía pasar no hace muchos meses un río con caudal suficiente como para arrastrar árboles, algunos de ellos de corpulentos troncos que la fuerza de las aguas sacó de las orillas para realizar un viaje que, en muchos casos, terminó en el pequeño embalse que hay bajo el puente de San Marcos, en el que se acumulan troncos, ramas y objetos varios que quedaron allí varados. La limpieza o dragado del río es imprescindible, al menos en el tramo que nos ocupa. Hasta ahora Ayuntamiento y Confederación Hidrográfica del Duero se han pasado la pelota de las competencias. Por fin la CHD ha dejado claro que es Poridad quien debe acometer los trabajos. Y desde la casa comun dicen que hay dineros para ello. Así que a ver si no se demoran mucho y realizan un buen trabajo, pero recordando que el río es algo vivo y que no deben estropear un ecosistema en el que hay multitud de seres. Es difícil, pero se puede hacer.