Diario de León

TRIBUNA

¿Por qué se drogan los jóvenes?

Publicado por

Creado:

Actualizado:

ES PROBABLE que uno de los aspectos más negativos del comercio ilícito de drogas sea el hecho de que siempre deja su huella devastadora en los más vulnerables: los jóvenes. Los muchachos son, sin duda, el grupo social que corre mayor riesgo de caer en las toxicomanías. Su falta de experiencia y su afán «explorador» componen algunas de las circunstancias que acercan peligrosamente a los adolescentes a este submundo tiranizante. Según datos arrojados por una encuesta avalada por el Plan Nacional Sobre Drogas, el consumo de tabaco comienza a los trece años, el de alcohol a los 13.6, el de hachís a los 14.8, el de anfetaminas y speed a los 15.5 y el de cocaína a los 17. 7 años. A la diversidad de factores conocidos que favorecen el «coqueteo» con las drogas se une el hecho de que ninguno de ellos parece ser requisito necesario ni suficiente para dar cuenta del inicio del consumo. En cada caso se da una combinación original de circunstancias que explica su recorrido particular. No obstante, existen factores aceptados por los estudiosos del fenómeno como causas que acercan peligrosamente a los jóvenes al empleo reiterado de sustancias psicoactivas y, por ende, a las toxicomanías y a posibles episodios delincuenciales. Objetivamente se podrían resumir en la curiosidad hacia lo desconocido, la ignorancia, la presión de grupo, la marginación social, la búsqueda del placer, el control familiar inconsistente, la disponibilidad de las drogas o las estructuras sociales cambiantes, aunque puede haber otras motivaciones, y de hecho los hay. Conviene, en todo caso, hacer un conciso repaso de estos conceptos genéricos para su mejor discernimiento. La curiosidad. Es condición humana la curiosidad y sus parientes: la osadía, el atrevimiento, la audacia, la aventura, el riesgo del impulso exploratorio¿ Muchos chicos sienten la tentación de probar las drogas por mero «fisgoneo». La primera experiencia y el efecto que acontece en su protagonista es un factor de enorme importancia para el futuro de ese joven como posible usuario. Cuanto más temprana es la edad de inicio, tanto más propenso será a repetirla. La ignorancia. Durante decenios se ha transmitido información inexacta sobre los peligros de las drogas, especialmente de las denominadas «blandas». Los gobiernos no han tenido sino un éxito relativo al difundir una información que hoy en día sabemos que era incompleta. Actualmente se ha corregido. La presión. Que la presión del grupo tenga un efecto positivo o negativo depende de las características específicas de éste. La misma presión que actúa para que una pandilla se mantenga dentro de un código de conducta aceptado puede impulsar a un adolescente vulnerable a tomar el camino equivocado. La marginación. Multitud son los factores que pueden converger en este amplísimo campo. Desde la exclusión social por razones socioeconómicas o étnicas, hasta el desarraigo familiar e, incluso, la denominada automarginación. El placer. El consumo de drogas siempre ha estado vinculado al deseo de desconectar de las exigencias de la rutina y las obligaciones cotidianas, para tratar de prolongar los momentos de goce que nos lleven camino del hedonismo perdurable. Si un adolescente no aprende otra forma de diversión, es un hecho incuestionable que acabará inmerso en una toxicomanía esclavizadora. El control. Cuando las normas familiares son excesivamente rígidas, relajadas o variables, se hace muy difícil la interacción por los adolescentes de unas pautas de comportamiento claras. Su socialización se verá, por tanto, seriamente afectada. La disponibilidad. Si el joven tiene un fácil acceso a las drogas, debido a la notable presencia de éstas en su entorno y a la percepción de cierta impunidad en el consumo o adquisición, corre el riesgo de iniciarse en su uso sin ser del todo consciente de los peligros que acarrea. A mayor facilidad de acceso, mayor consumo. Los cambios. Uno de los principales factores que arrastran al uso indebido de drogas es el deterioro o cambio de pautas de una estructura social determinada. Cuando la unidad que ha servido de grupo de apoyo para sus miembros empieza a experimentar transformaciones significativas, algunos de ellos pueden ser incapaces de adaptarse a la nueva situación, en cuyo caso buscarán otro tipo de amparo, que bien puede estar en las drogas. La comunidad inmigrante se encuentra especialmente expuesta a este riesgo. Es evidente, pues, que si un porcentaje importante de una generación se sumerge, por el motivo que sea de los expuestos y otro cualquiera, en el oscuro pozo de las toxicomanías, pierde ciudadanos útiles y contrae una pesada carga social de efectos traumáticos e invalidantes para todos. Las drogas no aligeran frustraciones ni padecimientos del alma, sólo crean esclavos y dolor. Y además, matan. También el tabaco y el alcohol. Ad initio et aeterno .

tracking