¡Por ambición que no quede!

¡CUÁNTAS VENTAJAS ofrece el poder! Te permite jugar con las personas, seducirlas con prebendas, acomodarlas según las necesidades políticas del partido, ponerles señuelos para apartarlas de sitio, premiar lealtades¿ Y todo, con la insuperable comodidad de que paga el Presupuesto. El Estado da para todo. Esa es la impresión que produce la designación de Trinidad Jiménez para ocupar la nueva Secretaría de Estado para Iberoamérica. La atractiva Trini estaba en el Ayuntamiento de Madrid como perdedora por tiempo indefinido. Por eficaz que fuese en su tarea de oposición, no tenía nada que hacer frente a ese animal político llamado Alberto Ruiz Gallardón. Su gran especialidad y su vocación es sin duda alguna la política internacional. ¿Solución de Zapatero? Crear un cargo a su medida. De esta forma, incorpora al Gobierno a una buena especialista y despeja el terreno para la batalla de Madrid. Han tardado meses en encontrar la solución, pero la han encontrado. Tan hábil, que yo diría que ha sido concebida en el laboratorio de José Blanco. Ahora queda la segunda parte: buscar candidato con peso suficiente para derrotar a Gallardón o, al menos, quitarle la mayoría absoluta. Me juego el sueldo de un mes a que Blanco y Rodríguez Zapatero tienen el nombre; pero retrasarán su publicación, con el fin de caldear el ambiente y suscitar expectación: eso también es propaganda y técnica electoral. ¿Será José Bono? Quizá se lo impida alguna amistad. ¿Javier Solana? No parece que deba dejar su alta responsabilidad europea a cambio del albur de unas urnas caprichosas. ¿El mismísimo Felipe González? No puede correr el riesgo de pasar de presidente del Gobierno a jefe de un grupo de oposición municipal, aunque sea de Madrid. Y además, vive muy bien¿ Sin embargo, esos son los nombres que circulan por los rumores. Reales o no, dan idea de la importancia de la contienda. Derrotar a Ruiz Gallardón no sería sólo conquistar la alcaldía de la capital. Sería quitarle al PP la joya de la corona y aplicar un cristal de aumento a la imagen de perdedor que con tanto empeño y descaro le atribuye el hoy muy citado José Blanco a Mariano Rajoy. Y sería debilitar a un claro aspirante del Partido Popular a la presidencia del Gobierno. Se acaba de abrir el cesto de las ambiciones. Aunque soñar no cueste nada y más difícil parecía la victoria de Zapatero, hay que ser realistas: nadie ha visto todavía al David que derribe a Goliat Gallardón. Pero se está preparando el combate más sugestivo de cuantos va a deparar la próxima contienda electoral. ¿Y saben lo más divertido? Que quizá los mejores aliados para derrotar a don Alberto, aunque lo nieguen bajo juramento, están dentro del Partido Popular. Y algunos, muy próximos a Mariano Rajoy.