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Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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EL PRESIDENTE Rodríguez Zapatero y el ministro Moratinos, al frente de 123 embajadores españoles, decidieron elevar ayer el problema de la inmigración a prioridad del Gobierno socialista. Debe anticiparse que el problema carece de solución y sólo admite precarias medidas de tratamiento. Los europeos modernos dedicaron su habilidad colonizadora a esquilmar los territorios africanos. Y dando muy poco a cambio. De ahí que ahora lance la miseria subsahariana hacia las costas europeas legiones de seres humanos en busca de una forma de vida que la televisión digital muestra en los parajes más desiertos y pobres del mundo como un estímulo al consumo. No sólo se ha convertido el problema inmigratorio en la mayor preocupación de la sociedad española, según los sondeos, sino que también nuestra clase política empieza a dedicar sus desvelos al asunto. Y es bueno que un debate nacional, aunque entreverado de enzarzamientos partidistas, se ocupe de una cuestión que, si no soluciones, sí admite parches. La espectacularidad de las armadas de cayucos que salen este verano de las costas senegaleses demuestra que la ofensiva diplomática de España al sur del Sáhara no ha dado resultado o, si lo ha dado, ha sido desatroso. Parece que el Gobierno senegalés ha respondido a las visitas de los ministros españoles realizando lo contrario de lo que se le pedía, es decir, dando vía libre, tal vez porque no podía privar de libertad al Atlántico, a docenas de cayucos con miles de emigrantes. Canarias no sólo está ya saturada de inmigrantes sino a punto de desbordamiento o desbordada, lo que le da al problema un punto de dramatismo añadido, pero no impide que la realidad de Senegal, país que ha hecho un desplante al Gobierno español, oculte la realidad norteafricana. Y esa realidad muestra que el número de pateras que salían de las costas marroquíes hacia las playas andaluzas ha descendido muy notablemente, como si el problema en esa zona se hubiera controlado. Dicho de otra manera, la diplomacia española ha obtenido en Rabat la comprensión de las autoridades de la monarquía alauita, y ello hace suponer que al problema inmigratorio se le pueden poner parches. El parche a la inmigración irregular desde Marruecos se lo ha puesto el buen estado de las relaciones bilaterales Madrid/Rabat, pero España carece de capacidad exterior suficiente para controlar unas fronteras que, siendo suyas, son también europeas, y de ahí que el ministro Moratinos, ante sus 123 embajadores, dijera ayer que el problema tiene dos vectores, la UE y el continente africano, por lo que la comisión europea de ayuda al desarrollo, con cuyo titular se entrevistó por la tarde, tendría la responsabilidad de que los países del África más pobre salgan airosos de su enfrentamiento a la pobreza, a sus dificultades económicas y a la endeblez institucional de sus gobiernos. Y ya está el problema en la campaña electoral de Cataluña, como avivará durante la temporada de otoño/invierno la belicosidad de los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE. Afortunadamente la prensa europea más responsable ha tomado el asunto en sus editoriales, y advierte de su gravedad, y de la responsabilidad que a la UE le corresponde a la hora de tratarlo.