Justicia y ejemplaridad
LA JUSTICIA ha agravado las penas que un juez había impuesto a Farruquito por haber atropellado mortalmente a un hombre cuando conducía un potente automóvil sin seguro y sin carné, dándose después a la fuga e imputando del hecho a un hermano suyo, menor de edad. Finalmente, la condena es de tres años de prisión, lo cual según nuestro sistema penal implica el ingreso efectivo e ineludible en la cárcel. El abogado solicitará el indulto... No se entendería esta discrecional medida de gracia: de un lado, porque los hechos por los que el referido sujeto ha sido condenado merecen un gravísimo reproche social y son signo de una falta detestable de valores cívicos; y, segundo, porque la Justicia no puede renunciar a una de sus vertientes pedagógicas más importantes, la ejemplaridad.