Cangrejeros del Cea

DON MIGUEL DELIBES, en 1986, publicó Castilla habla , y en el XXVIII capítulo de esta obra, el titulado: ¿Adiós al cangrejo de patas blancas? , este maestro, cultísimo y naturalista, escribe textualmente: -Donde no existen cangrejos, que es en la mayor parte de las corrientes y lavajos de España, habrá que elegir entre repoblar con cangrejo foráneo o hacerlo con autóctono, a sabiendas de que en este caso, la espera para la recuperación demográfica sería cosa de lustros. Esto nos induce a pensar que, descartados el cangrejo de la marisma y el de Galitzia, diferentes de nuestro añorado Austropotamobius pallipes, la elección podría recaer en el cangrejo señal, más chato que el nuestro, más retaco, pero de características similares. Los augurios de Don Miguel se han cumplido en parte, con plétora de cangrejos rojos y buen asentamiento del cangrejo señal. El autóctono es reliquia, confinada en contados arroyuelos. A la vista de la incultura cangrejil que poseo, un trío de amiguetes me invitan a una jornada de pesca en el coto de cangrejo señal del Cea, eso sí, tras informar al cateto de que trabajará como esclavo de los que tienen los permisos. En Vilecha, a medio día, Julio Guerrero, excéntrico librero, ordena cargar en su carromato ingente tonelaje de vino, cerveza, hielo, ron cubano y cazuelas de pollo al ajillo, pimientos fritos, caracoles en fritada y viandas para alimentar un cayuco. Tras penosa travesía, puro bache, por un camino agrícola de Bustillo de Cea, los sabios dan a una poza y un sauce gigante que, por lo visto, es la mina del crustáceo. Llueven voces de los Álvarez, de Joaquín -mercader del Barrio Húmedo-, y de Miguel -profe de Antropología-: -Trae los trozos de boga para cebar reteles. Aprende: que donde están los bichos es entre espadañas. Largaron la retelada y, en una hora, hacen el cupo: nueve docenas de astácidos que parecen langostas. Sacaron más pecho que Super Nacho, luchador mexicano friki y enmascarado. ¡Qué tíos¡ 1397124194