Igual que Europa
Otra corrala en Suero de Quiñónes No me gusta ser mal pensado pero las circunstancias de la vida hacen que uno tenga que serlo a la fuerza, pues a mí siempre me gustó pensar que todo el mundo era bueno hasta que se demostrase lo contrario, pero en estos tiempos últimos que corren hay que modificar el pensamiento y arrancar pensando que todo el mundo es malo y... que me demuestren lo contrario. Hace algún tiempo, desde este mismo espacio que tan amable y democráticamente nos brinda el Diario de León para expresar nuestro sentir, critiqué la construcción de una «corrala» de 108 viviendas sobre el que, siempre fue, patio del conocido Chalet de los Fierro, hoy sede de una parte de la Cámara de Comercio e Industria de León. En aquel escrito comentaba la gran densidad de población que la zona va a sufrir, con estos «Estudios de detalle» (el propio detalle del estudio les llevaría a no consentir ciertas edificaciones) que el Ayuntamiento de León autoriza a algunos promotores. Pues bien, no contentos con una «corrala» de 108 viviendas en la calle Renueva se está construyendo otra «corrala» de 23 viviendas en lo que era el patio del chalet de Miguel Pérez en el número 8 de Suero de Quiñones. Algún lector se preguntará que cuál es el problema, pues bien el problema estriba en que un solar en el que se puede edificar el 100% de su planta baja para locales comerciales o garajes, sin límite de fondo, y sobre esta planta baja se pueden edificar viviendas, con las alturas que correspondan, según anchura de la calle y de la zona, pero limitándolas el fondo a doce metros o a dieciséis en alguno de los casos, es decir que la fachada posterior de las viviendas no pueden sobrepasar doce o dieciséis metros de fondo, medido en perpendicular desde la línea de fachada. Después de esta explicación pensemos que se podría haber construido en cualquiera de estos solares en el hipotético caso de que los chales que están en línea de fachada se hubiesen podido demoler y construir un edificio en línea de fachada. No hace falta hacer muchos números para comprender que nunca se conseguiría con las Ordenanzas Municipales existentes en el momento de la licencia la superficie edificable de viviendas que se está realizando en cualquiera de ellos. Quiero dejar muy claro que no estoy diciendo que lo que debería haberse hecho fuese demoler dichos chalés, pues en ese tema yo doy mi más sincero aplauso al acuerdo para que los chalés no hayan sido demolidos y de esa forma nosotros y generaciones venideras podamos disfrutar de un diseño y arquitectura dignas de conservación, sin aplaudir por ello que el fin justifica los medios. Me viene al recuerdo otros chales y edificios que existieron en la ciudad y que de haber existido estas conversaciones hoy podríamos gozar de ellos y no de ciertos edificios fríos e indefinidos como puede ser el edificio que hoy ocupa el Excelentísimo Ayuntamiento en Ordoño II. Si alguno estuviese interesado en saber lo que hubo en León en el ensanche puede echar un vistazo al libro de Juan Carlos Ponga Mayo que con mucho cariño y dedicación realizó del ensanche de León, además pueden aprovechar y ver que muy recientemente se han demolido o modificado edificaciones muy singulares reflejadas en este libro y que puede ser el único lugar donde poder acudir para saber cómo era nuestro querido León hace unas décadas. Quede aquí mi más sincera protesta por todo este caos urbanístico con licencia municipal que estamos padeciendo en esta ciudad, y que permítanme que profetice «no frenará nunca jamás». Si alguien quiere ayudar a salvar la situación, que se dé un paseo crítico constructivo por la ciudad y después de criticar y denunciar... Que sea lo que Dios quiera y el Ayuntamiento autorice. Carlos Ángel Rodríguez Peña (León). Juan Carlos Navarro (En diariodeleon.es).