Senegal se nos sube a las barbas

LA AFIRMACIÓN proviene de los dirigentes del Senegal: las leyes españolas fomentan la inmigración. Pero, contra lo que pudiera parecer, el ministro del Interior senegalés, de visita en Madrid, no hacía referencia al efecto llamada de las regularizaciones sino a la norma humanitaria de que el inmigrante irregular, en el plazo de cuarenta días, ha de ser repatriado o dejado en libertad. Evidentemente, el político africano sugiere que quien cometa dicha infracción administrativa sea condenado a cadena perpetua o directamente arrojado a los tiburones. Rubalcaba está trabajando fondo para disipar unas resistencias que están en el origen de nuestro principal problema (al fin de la visita, el ministro senegalés aseguraba que «a veces pertenecemos al mismo gobierno»).