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Luz solar
EN EL SIGLO XXI y con la crisis energética que se nos avecina no se puede seguir pensando con criterios decimonónicos. Cierto es que la iluminación de muchas calles de nuestra ciudad deja bastante que desear, no sólo porque las farolas se encienden demasiado tarde (a ver si con el próximo cambio horario no se le olvida al responsable actualizar el reloj del alumbrado), las farolas están demasiado altas, tapadas por árboles, o son viejas y su intensidad lumínica no es la adecuada... El pasado lunes se puso en marcha una nueva iluminación en una zona de La Corredera. La singular instalación ha supuesto un gasto de 50.000 euros por tratarse de seis puntos de luz de sección troncocónica que cuando están encendidos producen el denominado efecto luna. En este caso ya no tiene remedio, pero como la iluminación urbana tiene que renovarse constantemente creo que debería tenerse en cuenta la energía solar. Existen variedad de farolas con paneles solares, que pueden no ser de líneas tan vanguardistas, pero sin duda son mucho más rentables a la larga. Y como ni los contribuyentes, ni Poridad están que no saben dónde guardar tanto dinero, no estaría de más darle un poco de respiro a las arcas comprando farolas solares, aunque no sean troncocónicas ni produzcan efecto luna, pero serán un sol de baratas en su consumo. Y lo de las farolas se puede hacer extensivo a los edificios públicos, en cuyos tejados deberían instalarse paneles solares que servirían para ahorrar mucha energía eléctrica y aprovechar la que Lorenzo nos regala. Esto es ir con los tiempos y mirar la peseta (perdón, el euro) en vez de disparar con pólvora del rey, como acostumbran nuestros ediles.