Diario de León

BURRO AMENAZAO

La ministra del ambiente

Publicado por
PANCHO PURROY
León

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EL PASADO LUNES por la tarde, en el salón de actos del ayuntamiento de León, acudí a escuchar las palabras de Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente, en una conferencia dentro de los actos programados con motivo de su visita a León. El martes, al leer la prensa, me entero de que Mario Amilivia califica el acto de hecho del PSOE que se dirige, como una secta, a los suyos. Confieso a nuestro edil que pertenezco a cuatro sectas: SEO/BirdLife, Urz, Ademar y el Irrintzi, peña de Sanfermines. Debo ser panoli y rojeras, pero declaro que las palabras de la ministra del ambiente fueron magníficas, en fondo y forma. Arreó estopa a los que piensan que cuidar el entorno es caro, un lujo que no pueden soportar nuestros bolsillos, y puso un ejemplo sangrante: el coste de regenerar algunas playas en el Mediterráneo es ya más caro que el cemento y los materiales invertidos en los hoteles que, en una planificación urbanística salvaje, colonizaron ese playazo. Dejó en buen lugar a las oenegés y colectivos que defienden opciones sensatas: cumplir el protocolo de Kyoto, terminar con los abusos e incumplimientos a las leyes ambientales -sobre todo en materias de ocupación del suelo, aguas, biodiversidad, calidad del aire, residuos tóxicos y delitos ecológicos-, y andar de peatón por las ciudades. La moza es brava: contesta a cualquiera que pregunte. Un alcalde de un pueblo de Tierra de Campos inquirió sobre la posibilidad de transformar el río que cruza el secano -hoy un canal de escolleras que no alberga ni ranas-, en meandros y ribera con peces. Respuesta: -Las confederaciones hidrográficas no son organismos que solo deban construir embalses y aportar caudal gratis. Eso se acabó: agua a precio real, ríos vivos donde haya fresnos y puedas echar la caña de pescar o bañarte y, desde luego, tenemos fondos para que los ayuntamientos que lo demanden naturalicen las márgenes fluviales. En Casares, embalse recrecido del Bernesga, también dio cara a las señoras de la pancarta que chillaban menos cemento y más ayudas al pueblín.

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