Diario de León

EN EL FILO

Entre el limbo y el purgatorio

Publicado por
VENTURA PÉREZ MARIÑO
León

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HA SEÑALADO el presidente de la Comisión Gestora del Ayuntamiento de Marbella que los ciudadanos no iban a entender la puesta en libertad de la ex alcaldesa Yague y de la ex concejala García Marcos. Y es cierto que el hecho de verlas salir por la puerta de la prisión, alguna de forma airada, conlleva el que la decisión del juez, a la vista de los antecedentes, sorprenda y requiera una explicación. Hay casos como el que nos ocupa, la denominada operación Malaya, en los que la opinión pública, en base a los abundantes datos objetivos concurrentes y a las informaciones periodísticas, ha dictado sentencia condenatoria mucho antes de que los encausados sean juzgados y de ahí se desprende que los ciudadanos en general no entiendan la decisión de excarcelación, que parece una victoria, y sí las dudas del presidente de la Comisión Gestora. Pero las cosas no son así. La justicia en los países democráticos funciona de otra manera. El estado natural para los encausados a la espera de juicio es en situación de libertad en base al principio, en España constitucionalizado, de presunción de inocencia. Todos por el mero hecho de ser personas estamos en el limbo de los justos en tanto no haya una decisión judicial que nos lance al purgatorio y eso conlleva estar libres mientras se prepara el juicio. Sólo se puede plantear la excepcionalidad cuando se dan diversas circunstancias acumuladas: que la acusación que se va a formular sea por delito grave; que se manejen datos sólidos que hagan pensar que es muy posible que el encausado sea el autor del delito perseguido; que la situación en libertad del acusado no perturbe la investigación que se esta llevando a cabo o ponga en peligro las pruebas de cargo y por último que esa estancia en prisión tenga un tiempo limitado, que para los delitos más graves es de cuatro años. Pues bien, con todos esos elementos el juez que instruye la operación Malaya ha tomado la decisión, acertada, en un proceso que se presenta largo, de decretar la libertad, entre otros, de las señoras Yague y García Marcos (como, más pronto que tarde, ocurrirá con el mediático Julián Muñoz). El que continuasen en prisión en la práctica supondría el adelantamiento de una condena que aun no se ha producido, lo que hay que desechar. Es en consecuencia lo adecuado pero no lo suficiente. Lo deseable ahora, para restituir el orden convivencial perturbado por los desmanes ocurridos en Marbella, sería que se celebre pronto el juicio y así poder contrastar en lo posible la homogeneidad del juicio popular con el juicio legal. Se ha dicho, y no sin razón, que la justicia lenta es menos justicia. El éxito de la operación Malaya, de la que los ciudadanos en general nos hemos congratulado, para serlo en definitiva, requiere el que se enjuicie con rapidez, para poder ver, en su caso, como el eje de la puerta de la prisión se torna y vuelven, esta vez en firme, los culpables al purgatorio.

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