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EL OJO PÚBLICO

¿Debatimos sobre lo que importa?

Publicado por
ROBERTO L. BLANCO VALDÉS
León

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RESULTA extraordinario constatar que el más grave problema con el que, desde hace una década, se enfrente este país -el de la inmigración- haya producido mucho menos debate público que la peregrina cuestión de si Cataluña es una nación o la no menos fabulosa de si España es una o trina. Ha sido esa ausencia de un debate informado y reposado, no urgido, como el actual, por la necesidad de hacer frente a una explosiva situación o por las urgencias partidistas de utilizarla demagógicamente para sacar tajada electoral, la que explica, a fin de cuentas, que apenas hayamos hablado de verdad -hablar no es vociferar ni insultar al discrepante- sobre algunos de los evidentes desafíos de un fenómeno que ha afectado en los últimos años a España como a ningún otro país. Resulta, así, increíble, que todavía no se haya aceptado de modo general que la combinación entre inmigración clandestina y regularización de ilegales produce un efecto llamada incontenible. uedarse más fácil todavía, la riada está servida. Casi nadie parece considerar, en todo caso, que la multitud de pobres gentes, venidas en época de bonanza, seguirán aquí cuando cambie el ciclo económico y aparezca, avisando o sin avisar, la recesión. Muchos de los llegados serán entonces los más débiles para hacer frente a la nueva situación, por su falta de cualificación laboral o sus problemas de idioma, y perderán sus empleos, pero no, como es obvio, los derechos que, como ha de ser, tienen garantizados por la ley (a la prestación de desempleo o a las prestaciones sanitarias) lo que podría poner al sistema en una situación muy comprometida. Ello vendría a añadirse, en todo caso, a una ominosa situación de las condiciones laborales y vitales de cientos de miles de personas que han entrado ilegalmente para convertirse de inmediato en mano de obra explotada por empleadores sin escrúpulos. Es urgente debatir sobre estas y otras cuestiones primordiales, que afectan a la vida y a la dignidad de cientos miles de personas antes que las ensoñaciones de un puñado de políticos bien acomodados que no ven más allá de sus poltronas.

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