DESDE LA CORTE
Hacia dos Españas fiscales
¡QUÉ atractivo se pone el panorama electoral! Hay un aspecto en que ya parecemos americanos: el de los impuestos. Faltan exactamente ocho meses para las urnas locales y regionales, y las grandes ofertas serán: la rebaja fiscal en los tramos autonómicos del IRPF y la práctica desaparición del Impuesto de Sucesiones. En alguna Comunidad, como Madrid, ya está anunciado. En otras se da como probable. Y se ha publicado que los equipos de Mariano Rajoy están ultimando un programa de política fiscal dulcificada, como medio de atracción del voto de clase media. En un país donde, según reciente encuesta del CIS, sólo el 2,7 por ciento de los ciudadanos consideran que pagan poco al Fisco, la reducción de impuestos tiene un teórico gancho electoral sin límites. Y no será un contribuyente como el arribafirmante quien proteste por esta sobrevenida bonanza. Sólo algunos detalles menores me preocupan. Primero: la unidad fiscal de los españoles. Si todas las autonomías gobernadas por el PP deciden aplicar esa generosidad porque así lo ha decidido la dirección nacional del partido o Mariano Rajoy, que es un buenazo, ¿cuántas Españas fiscales van a salir? ¿Van a tener más dinero disponible los buenos conservadores que los recalcitrantes votantes de la izquierda que, encima de ser habitualmente más pobres, estarán más castigados por el fisco? O dicho de otra forma: para ahorrar unos eurillos, ¿va a ser obligatorio votar al Partido Popular? Segundo: la comparación con los nacionalistas. ¿Recuerdan la que se montó porque el País Vasco rebajó medio punto el impuesto de sociedades? Se habló de ruptura de la unidad económica de España. Tuvo que intervenir el Tribunal Supremo para anular esa decisión, finalmente recurrida al Tribunal Europeo que, por cierto, le dio la razón a Ibarretxe. Pero a este cronista no hay quien le quite de la cabeza esta duda: ¿por qué el PNV atenta contra la unidad si rebaja algunos impuestos, y no atenta el PP si hace algo similar? Y tercero: muchas de las autonomías de la nueva alegría fiscal son las mismas que reclaman al Estado -y por tanto a los habitantes de otras regiones- el pago de una deuda histórica que nunca se sabe concretar, pero siempre es inmensa. ¿Van a seguir esa técnica de la «llorada», incluso cuando rebajen un punto en su recaudación interna? Está bien que reivindiquen y que encuentren las raíces de esa deuda en los Reyes Católicos o en Recesvinto, pero a mí que no me pidan una parte de mis impuestos, si ellos se disponen a ahorrarse los suyos. Ustedes me dirán que es envidia. Pues claro que lo es. Que me expliquen por qué uno de Villafranca del Bierzo tiene que pagar un punto menos que su primo de Pedrafita. Que me lo expliquen.