EL RINCÓN
Operación en ingravidez
LAS NOTICIAS de agencias dan cuenta a media tarde de que había concluido con éxito la primera operación en condiciones de ingravidez. Los periódicos, al día siguiente, ampliaban la información con más detalle, no sólo del hecho, sino de aspectos más técnicos sobrevenidos en el desarrollo. Un equipo quirúrgico del hospital universitario de Burdeos, a bordo de un avión Airbus A300, aprovechó las treinta y dos fases de ingravidez de unos veinte segundos de duración cada una, para operar un pequeño tumor de grasa en el antebrazo de un paciente voluntario. Todo un avance experimental, al comprobar que es posible operar en condiciones similares a las que existen en la Estación Espacial Internacional o en cualquier otro vehículo que orbite al Tierra. Lo que choca de la noticia de agencias es que se diga que la intervención ha servido para experimentar anestesia y cirugía en la que las leyes de la gravedad no existen. Esta expresión puede confundir a algunos lectores y llevarles a pensar que la ley de la gravedad se puede derogar para realizar la operación. La ley de la gravedad existe siempre. Lo que sucede es que se puede conseguir una situación de microgravedad, de baja gravedad, cuando el avión se lanza a gran velocidad hacia la tierra, en una especie de caída libre, en la que aparece una aceleración de sentido contrario a la de la gravedad, atenuando claramente sus efectos. En microgravedad, en ingravidez, las personas y las cosas parecen haberse liberado de la fuerza atenazanta de la gravedad, ya que flotan en sus habitáculos. Pero, precisamente porque existe la fuerza de la gravedad, es posible conseguir esas situaciones de ingravidez.