Diario de León

EN BLANCO

Odio la palabra guerra

Publicado por
XOSÉ CARLOS CANEIRO
León

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LA ODIO, sinceramente. Con pasión y vehemencia. Odio la palabra guerra porque en este país las guerras duelen y huelen, todavía. Porque cada día observo imágenes ensangrentadas en el horror de cualquier guerra, camino de oriente, ese lugar donde el erudito conferenciante Aznar buscaba armas de destrucción masiva. Odio la palabra guerra porque es desproporcionada cuando la utilizamos fuera de contexto, porque sí, porque suena bien guerra cuando uno no quiere declarar la paz. La odio por principio y por final, y hasta que la muerte me separe. La odio porque soy partidario de otras palabras. Esas que se dicen cara a cara, las que nos progresan y nos hacen mejores, las polémicas y las arrebatas, las sinceras y falsas, grandes, diminutas, lúcidas, necias. Me gusta discutir y que me discutan. Hablar, razonar, exponer, dejarme convencer o convencer a quien se deja. Las palabras sirven para entendernos, o no entendernos: pero sirven. Las guerras nunca sirven para nada. Por tal motivo, cuando Xosé Crespo presidente Fegamp califica como «declaración de guerra» el informe de Medio Rural, yo, que odio la palabra guerra, me pongo tristón. Más de otoño, más demolido, más peor. Siempre he dicho que los políticos debían estudiar literatura y leer literatura. De la buena, evidentemente. Aprenderían a usar otro tipo de palabras. Incluso en alguna ocasión propuse pruebas de aptitud para políticos: nadie me hizo caso. Político puede ser cualquiera, única profesión que no requiere capacitación previa. A los políticos no les cuesta nada hablar de guerras cuando la gente está hasta el gorro de las guerras. Son expresiones, dirán, frases hechas. Tienen razón. Frases hechas que sólo cuestionan los tipos como yo, que odio tal palabra: maldita. Maldita guerra. 1397124194

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