Blair, Zapatero y dos consejos

LA POLÍTICA hace también extraños compañeros de fotos. El Tony Blair de la foto de las Azores; el que inspiró con esa imagen tantas manifestaciones y protestas; el que impulsó la invasión de Irak dando tanta vida a la izquierda; el que hacía tan buena pareja con Aznar, es el mismo que ahora se acaba de retratar con Zapatero en Madrid. Y no sólo eso, sino que agradeció al mismo Zapatero el liderazgo español para mover la economía europea, y dio a nuestro presidente el respaldo que le faltaba en un momento de zozobra de las negociaciones con ETA. Hace unos años, cuando a José Bono se le escapó el sonoro «este Blair es gilipollas», pocos podían sospechar un idilio tan singular. Pero ahí los tenéis: vistos en rueda de prensa, Zapatero y Blair parecían viejos amigos. ¡Qué pena que Blair se esté marchando!, habrán exclamado muchos. A efectos de política exterior, hay un cambio perceptible: casi nadie se acuerda del famoso eje Madrid-París-Berlín, que propició que Zapatero, Chirac y Schroeder se dieran las manos, al estilo de los tres mosqueteros. En su lugar aparece una aproximación al mundo anglosajón, con dos imágenes visibles: este diálogo con Blair y la presencia de la bandera norteamericana en el desfile del próximo día 12, el mismo donde Zapatero no se levantó. A efectos internos, ¿qué nos aporta Tony Blair? ¿Ha venido, como se ha dicho, a ejercer de profesor de procesos de paz? Así se ha vendido desde fuentes oficiales. A mi juicio, sólo puede provocarnos envidia por tres razones. 1) Al Ulster que él pacificó se le podía otorgar una autonomía que, vista con ojos españoles, no es más que una pequeña regionalización. 2) La opinión publicada británica no era pejiguera como la española, que se lanza sobre el gobierno en cuanto tiene el rumor de una reunión secreta, cuando en Irlanda hubo cinco años de reuniones que nadie publicó. Y 3) Blair contaba con el respaldo de la oposición conservadora, entre otras razones porque los conservadores habían iniciado el proceso, y aquí no sólo no hay ese respaldo, sino un rechazo absoluto. Si añadimos a todo eso que ambos conflictos no se parecen en nada, salvo en la violencia, el gobierno británico sólo puede aportar al español un consejo: mucha paciencia. Y eso es lo que hizo el señor Blair. Nos dejó dos frases que se resumen en cinco palabras: «superar los altibajos» y «determinación paciente». ¿Son consejos para Zapatero? En parte, sí. Pero también mensaje a españoles: confíen ustedes en el temple de ZP, que esto va para largo. Ese es el favor que Blair le hizo a Zapatero. Lo malo es que el éxito no depende de ese talante. Depende de que ETA quiera volver al gatillo. Y hay muchos indicios de que lo quiere hacer.