El «proceso» no va

EL «PROCESO de paz» ha encallado. Lo dicen los representantes de Batasuna, no los del Gobierno. Curiosamente son estos los partidarios de la luz y los taquígrafos frente al oscurantismo de los socialistas. Es lógico. Los etarras no tienen reparo alguno en reconocer que el derecho a la autodeterminación debe ser el centro de los debates y, por tanto, de las mesas de los partidos mientras los socialistas tratan de ocultarlo. «No se pagará precio político alguno» repite Zapatero una y mil veces como si los ciudadanos españoles fueran tan crédulos para pensar que el proceso es un mero problema de capacidad de persuasión por parte de unos y de sentido de la responsabilidad por parte de otros, es decir, por ETA. Pero dejando a un lado estas tretas retóricas de Zapatero, el gran problema que tienen los socialistas en relación con el «proceso de paz» no consiste tanto en lo que están dispuestos a conceder a cambio de la «paz» sino el tiempo y la forma en que puedan hacerlo de tal modo que no pueda ser denunciado con gran escándalo. Los socialistas se han equivocado, incluso desde su punto de vista, en el diseño de esta estrategia llamada «proceso de paz». No han querido seguir el camino del Estatuto catalán, como pretendía el PNV, porque querían quitarle protagonismo a este. Echaron abajo el Plan Ibarretxe para poder ser ellos los impulsores de la solución y, de ese modo, mantener una posición hegemónica. Se han equivocado. Si hubieran hecho un mix de los proyectos de Ibarretxe y Patxi López habría podido sortear una serie de dificultades que, de este otro modo, están obligados a encarar. El Gobierno de Zapatero ha preferido comenzar el proceso por la legalización de Batasuna lo que conllevaba el reconocimiento de la Ley de Partidos por parte de Batasuna en la medida que ésta se tendría que atener al cambio de nombre y a la renuncia a la violencia metódica. Los dirigentes de Batasuna se están negando, de momento, a seguir ese camino ya que no les garantiza el compromiso por parte de los socialistas en relación con el derecho de los vascos a la autodeterminación. Por esta razón han preferido comenzar la casa por este punto que es el básico para ellos. Nada del proceso de paz puede tener sentido para ETA si no es a partir de esa base. Se diría que lo que primordialmente quiere la organización terrorista es un acuerdo básico sobre este principio. Un acuerdo con los socialistas obviamente. Todo lo demás se irá dando por añadidura: la legalización de Batasuna, el acercamiento de los presos, las especiales medidas penitenciarias para muchos de ellos... Por supuesto, para ETA la anexión de Navarra tiene la misma importancia que la autodeterminación en la medida que ambas son exigencias de la idea misma de Euskal Herria... Ya lo dijo Zapatero: el proceso será largo y difícil. Pero, al final, habrá Euskal Herria.