BURRO AMENAZADO
Turismo ornitológico en Riaño
LAS JORNADAS de turismo de naturaleza organizadas por la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León llenaron de gente el salón de actos de Riaño. Los hosteleros asistentes fueron cuatro gatos. Eugenio García Rojo, paisano de La Unión de Campos, presentó el Proyecto TRINO (Turismo rural de interior y ornitología), en el que participan los grupos de acción local Montaña de Riaño y Poeda. Se trata de crear rutas para observar aves y de ayudar a empresarios de turismo rural para que conecten con los viajeros amigos de ver pájaros, colectivo conocido como ornitólogos. En el Reino Unido, los escudriñadores de aves («birdwatchers») suponen tres millones de aficionados, de los que unos 7.500 viene a España tras nuestra avifauna, sobre todo a Doñana y Extremadura. El respetable asistente al evento planteó cuestiones que causaron revuelo. Por ejemplo, las dificultades de pasear, prismáticos al cuello, por las Reservas de Caza de Mampodre y Riaño, enclavadas en el Parque Regional de Picos de Europa. Dada la normativa vigente, las visitas a peón a cualquier rincón agreste exigen solicitar autorización en el Servicio Territorial de Medio Ambiente de León. La ausencia del papelito autorizativo supone la expulsión del caminante pajarero por la plétora de guardas que, solitarios o, más a menudo, en compañía de cazador y rifle, recechan y montean rebecos, ciervos, corzos, jabalíes y lobos, tanto por motivos de seguridad como de interferencia con el ejercicio cinegético. Aunque la hostelería riañesa ofrece una ocupación por cazadores inferior al 1%, el paisaje cantábrico residencia de águila real, culebrera, treparriscos, pito negro, perdiz pardilla, alcaudón dorsirrojo y escribano cerillo, pertenece al dominio del arma de fuego. El ornitólogo, amigo de sosiego y trinos pajariles, huye de malas caras y desatención y se solaza en lugares placenteros: Villafáfila, La Nava, Arribes, Río Lobos, Somiedo o Palacios de Compludo.