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Publicado por
MIGUEL A. VARELA
León

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ESTO viene a ser como aquel viejo chiste de Gila del que se jactaba de reconocer la profesión de la gente al primer vistazo. «Usted, sin ir más lejos, es..., bombero. Que por qué: ese aplomo en el caminar..., la forma serena de mirar..., el casco, las botas, la manguera...». Cualquier observador con un mínimo de atención a la cosa pública será consciente del notable incremento de declaraciones políticas por centímetro cuadrado de periódico, de ruedas de prensa que buscan básicamente ese objetivo warholiano de los quince segundos de televisión o de apariciones de presuntos escándalos, escandalillos y escandalazos. Esas críticas altisonantes, esos grandes proyectos, esa rotundidad en las máximas, esas apariciones fantasmagóricas de última hora, ese apego al micrófono... No hay duda: hemos empezado la campaña electoral de las municipales del próximo mayo. Es un fenómeno detectable en todo el país, aunque cada uno conoce el más cercano. En Ciudad del Puente, por ejemplo, te pones a echar cuentas y te salen hasta una docena de posibles listas electorales en liza que multiplicadas por el número obligado de candidatos por cada lista da el asombroso resultado de más de trescientos ciudadanos supuestamente interesados en introducirse en la denominada «pomada», que es ese lugar desde el que puede uno opinar con mucho guiño de «enterao». Lo curioso del caso es que ese posible barullo de siglas con las que puede enfrentarse en las urnas el sufrido contribuyente parece beneficiar básicamente a las dos formaciones que, de momento, tienen prácticamente garatizada representación en la Casa Grande. Pero, en cualquier caso, de aquí a mayo, el ruido no nos lo quita nadie.

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