Diario de León
Publicado por
FEDERICO FERNÁNDEZ DE BUJÁN
León

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SUPONÍA que todo estaba dicho acerca de la bondad del libro y lo infame de cierta programación televisiva. Suponía que eran de realidades alternativas conforme a las cuales cada uno -o incluso en cada momento-, optaba por uno u otro consumo. Mi suposición devino incierta cuando escuché, con sorpresa, los comentarios de un experto italiano que intervenía en un debate sobre la promoción cultural en televisión. El avezado conocedor de la realidad televisiva afirmó: «en la programación de muchos reality shows exitosos, está prohibido que aparezca una persona leyendo o incluso la propia imagen de un libro». La declaración me dejó atónito si bien la comprendo desde las estrictas leyes del mercado. El share más elevado, salvo ciertas retransmisiones deportivas y alguna otra excepción, suele registrarlo programación de ínfima calidad. Con independencia de la ideología política es generalizada la denuncia de la sobredosis de programas deleznables, sobre todo en parrillas de máxima audiencia. En horarios de tarde no se respeta la programación infantil, que debe educar y divertir y en horarios después de la cena no cabe permanecer con el mando en reposo. Para tener cautivo al espectador, los productores son conscientes de que es necesario aficionar al consumidor a la telebasura y además debe destruirse la competencia, sobre todo si ésta puede situarle en condiciones de cuestionar el producto. Es preciso descerebrar al espectador... sólo así podrá soportarlo. Para ello nada mejor que erradicar el uso social de la lectura. La sociedad se hace entre todos y todos los días. Para algunos el libro es el enemigo a batir. Frente a ellos y desde el periódico -constituido hoy como una variante de libro-diario-, debemos defender la lectura, como una forma de ecología, convencidos de que ella hace más amable la vida sobre la tierra.

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