Diario de León
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Señor alcalde, recurro a usted, como máxima autoridad del pueblo de Cembranos para reiterarle lo solicitado hace tiempo por conducto de esta Asociación de Vecinos y por el Procurador del Común, hasta la fecha sin solución alguna. Le escribo para decirle que se dé cuenta del mal y perjuicio que nos está ocasionando, a la abajo firmante y a los otros vecinos que después de tantos años seguimos viendo nuestras calles sin luz y sin asfaltar. Son viviendas reconocidas a todos efectos legales con sus nombres y números en cada una de ellas, que usted mismo en persona llegó a colaborar. No se puede decir hoy, ni entonces que son hogares construidos fuera del casco urbano,cuando alguno de estos están a 100 metros de su domicilio. Cembranos, como todos los pueblos de la provincia, sigue la expansión económica y social de bienestar en razón a la creación de polígonos y urbanizaciones de viviendas aparte de las subvenciones oficiales. A estas ayudas nos queremos acoger. Creemos que después de tantos años tengamos el derecho de nuestra vieja petición a usted como alcalde y a la corporación que preside que se dignen acordar la ejecución de la prolongación de las calles Vallejoancho y Polideportivo. El pueblo le agradecerá las obras ejecutadas, la mayoría en el entorno de su vivienda y muy particularmente el paseo frente a su casa con la instalación de 10 farolas. Señor alcalde, no siga discriminando a estas gentes, sus vecinos, por mi culpa al apoyarme como presidenta de la Asociación de Vecinos en mi lucha contra usted como alcalde, por reclamarle y exigirle su buena gestión en beneficio del pueblo de Cembranos. Tiene la obligación y la ocasión de rectificar su comportamiento antes de que termine este mandato porque en las próximas elecciones pudiera no tener ocasión. El pueblo, don Roberto puede creerme, a pesar de las fuentes y plazas y escudos heráldicos que no le pertenecen, no está contento con usted. Mi compañero, afiliado a su mismo partido político, interesado en adquirir una vivienda en este pueblo para él y su familia, sigue esperando saber algo sobre la carta que le envió. María Luz Villanueva Ardura (presidenta de la Asociación de Vecinos de Cembranos). Ahora que se está tramitando la ley llamada de Igualdad que el ministro del «efecto llamada» habla de ser innegociable, las listas paritarias y los co nsejos de las empresas con al menos el 40% de mujeres, poco se habla de la igualdad familiar y una real conciliación laboral. Los escasos ocho días de permiso de paternidad previstos, tan sólo afectarían por discriminación llamada positiva a los que vivan en familia sin estar separados. Me ha gustado mucho el comentario del actor Russell Crow respecto a la conciliación laboral que ha impuesto en su último trabajo, harto de no ver a sus hijos. Trabajará con la condición de acostar todos los días a sus hijos y después levantarlos. Bonita paternidad que en la era de la igualdad, muchos padres no pueden hacerlo por impositivos ajenos a sus deseos: los legales que se lo impiden porque en contra de su voluntad se han separado o divorciado. Qué trabajo de cine es el de conciliar la vida laboral con la familia y simplemente dar el beso de buenas noches a los hijos. Qué grande es el cine si se conciliara la vida con los hijos y las consecuencias del divorcio exprés. No negociable es para los poderes públicos, la desigualdad para estos padres apartados de sus hijos en contra de su voluntad, en esta película real que es la vida. Ojalá quedara para el cine este falso progresismo de la desigualdad, más bien llamado «retrocesismo» contra la dignidad del hombre. De la familia, de los hijos y de sus padres. No es raro que todo huela a ideología de género. José Carlos Navarro (Mérida). Durante una cena, rodeada de muchísimas personas, una mujer se preguntaba cómo había conseguido conocer a su marido: «yo era una bibliotecaria que pasaba 12 horas diarias en la Biblioteca», un lugar que su marido no frecuentó nunca. A esta curiosa revelación siguieron otras, como que su esposo «quiso ordeñar a un caballo» o que creía «que todo se arregla con la motosierra». Esta mujer, de nombre Laura Bush, puede añadir, al repertorio de disparates de su marido, la última frase que ha pronunciado: «Irak será sólo una coma de la historia». Quizás el presidente más poderoso del mundo desconozca el tamaño de una coma o el significado metafórico de su frase. Comparar una coma con un país que no conoce lo que es vivir en paz, un país invadido por tropas internacionales amparándose en una mentira, que se ha librado de un régimen dictatorial pero en el que el terrorismo mata cada día a decenas de personas, un país en el que han perdido la vida más de 50.000 iraquíes y 2.500 soldados estadounidenses, puede ser propio de una persona que nunca ha pisado una biblioteca, que no sabe que un caballo no puede ordeñarse y que los problemas no se solucionan con una motosierra, pero no de alguien que tiene en sus manos el destino de millones de personas. Ninguna parte del mundo debería ser gobernada por quien es capaz de reducir el dolor, la injusticia, la guerra y la muerte a una com a, porque nos privará a todos de conseguir leer una sola palabra. Alberto Rí os Monteiro (Madrid).

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