Diario de León

DESDE LA CORTE

El vídeo mató a la estrella de la política

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FERNANDO ONEGA
León

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JOSÉ BONO ha dejado desnudo al Partido Socialista. Lo ha dejado con sus vergüenzas al aire; sobre todo, con la de descubrir que el PSOE no tiene candidato a una alcaldía emblemática como la de Madrid. El mirlo blanco se ha caído del cartel. Y lo peor es cómo ha caído: en medio de una ceremonia de presiones, rumores, agitación propagandística y súplica directa del presidente del gobierno. Sólo José Blanco mostró cautela galaica ante el desenlace. Es el único que se salva, porque Zapatero se ha implicado -y complicado- tanto en la ceremonia de convicción del mirlo, que ahora parece el derrotado. El nuevo «caso Bono» es su primer gran traspié en mal momento: justo cuando acaba de empezar el tiempo electoral. ¿Y por qué quería o quiere tanto a Bono el señor presidente? Porque es el candidato ideal: es hombre de currículo, como quiere la exigente ciudad de Madrid; uno de los pocos que pueden morder votos a Ruiz Gallardón en su propio electorado; disfruta de un alto nivel de conocimiento público; en Castilla-La Mancha le votaban hasta las monjas; y se esperaba que su tirón beneficiase al candidato socialista a la Comunidad, donde tiene que medirse con la poderosa Esperanza Aguirre. Con esas condiciones Bono era una irresistible tentación. Ganar Madrid no es sólo una victoria local. Es demostrar tendencia creciente, algo necesario de cara a las elecciones generales. Es poner al PP en situación de perdedor. Es derrotar a uno (o dos) posibles sucesores de Rajoy: el no va más para la situación política actual. Pero no pudo ser, aunque no me atrevo a afirmarlo con carácter definitivo. Con lo cual, y de modo provisional, Zapatero pierde la primera andanada y queda como un dirigente que pecó de improvisación. Su partido, como una fuerza política con recursos personales limitados. ¿Y por qué rechaza Bono esta propuesta, a las pocas horas de decir que «no le amarga un dulce» Creo que a Bono lo han derrotado los archivos. Entre esas frases de esperanza y el «no» final, se han cruzado los vídeos y grabaciones de sonido del pasado: Bono había dicho demasiadas veces que no y había utilizado argumentos de peso, como no ser de Madrid o su repulsa a los «paracaidistas». Puesto a ser incontinente, había hecho incluso una promesa absurda: no competir nunca con Gallardón. Creo que el ex ministro de Defensa ha visto ese chaparrón y, entre el beneficio del partido y la coherencia personal, optó por la coherencia. Pero eso no impide el resultado: entre todos, han dañado la imagen del PSOE, que queda como una fuerza política improvisadora y sin cantera. Quien le suceda será un candidato producto del descarte. Un segundo plato. Qué error. Y todo, por hacerlo con tanta publicidad.

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