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Ponferrada

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ES HIJO de un fontanero, iba para aparejador, y quizá hubiera acabado siendo periodista si la guerra civil no hubiera cortado su vocación para defender Madrid en el batallón del general Miaja. El caso es que terminó siendo actor cuando callaron las armas, compañero de Fernando Fernán Gómez, grandísimo cascarrabias, y de Rafael Alonso en el Real Conservatorio donde aprendió declamación. Ha trabajado con Berlanga, con Bardem, con Fernando Trueba y con José Luis Cuerda. Aún se le recuerda por sus papeles en Atraco a las tres , y Plácido , y Bienvenido Mister Marshall y Los jueves milagro . Le hizo sombra a Alfredo Landa en El bosque animado y fue barbero en el Quijote de Manuel Gutiérrez Aragón, ladrón de oficina en una famosa serie de televisión, enamorado de China Zorrilla en Elsa y Fred , película que demuestra que hace falta toda una vida para llegar a ser joven de verdad y que el amor también puede aparecer cuando uno está cerca de cumplir los noventa años. Es Manuel Alexandre, claro, autor de tres cuentos publicados, aficionado a la pintura y a la literatura, cómico de profesión y con mayúsculas, que el pasado sábado recibía en la distancia el homenaje del joven Festival de Cine de Ponferrada. Pocas cosas hubieran sido tan estimulantes para un festival que apenas cuenta con cuatro años de trayectoria y ha encontrado en el cortometraje su razón de ser, que escuchar en directo a Manuel Alexandre, pero no ha podido ser, y de nada sirve lamentarlo. Un punto de esa lucidez de Alexandre que sólo se consigue con los años, me temo, nos hubiera ido bien a todos después de la semana que nos han dado unos y otros con la incorporación al Bierzo de Palacios. El asunto lleva meses dando que hablar y si la Junta de Castilla y León cumple la advertencia de su delegado territorial y recurre la integración en los tribunales, se alargará todavía más. Según el PP, la culpa la tendrá la cabezonería del presidente del Consejo Comarcal por negarse a remitir a la administración autonómica la documentación que fundamente los vínculos entre Palacios del Sil y el Bierzo para que pueda emitir así el informe preceptivo, pero no vinculante, que establece la Ley de la Comarca. Según los socialistas, los únicos responsables de cualquier demora y cualquier pleito judicial habría que buscarlos en la Junta, sin embargo, y quizá no más allá de su delegado territorial. Por reclamar lo obvio. Por pedir un informe al Consejo cuando el informe lo deben redactar ellos. Y porque no se puede decir amen a todo cuando sólo se pretende dilatar en el tiempo, con cualquier argumento, la ampliación de la institución comarcal con un municipio que, vaya casualidad, gobiernan los socialistas y vendría a reforzar su frágil, por las ausencias injustificadas, mayoría absoluta. Y cada día que pasa estoy más convencido de que unos y otros se han equivocado. Está claro que la Junta ha quedado en evidencia desde el momento en que la Diputación emitió su informe sin reclamar nada. Tanto como que Ricardo González Saavedra ha demostrado tener poca mano izquierda por dejar que un trámite no vinculante, una pura formalidad, se convierta en un problema que resuelvan los tribunales.