Carta al deán
Para definir la zona donde tradicionalmente se ha practicado la lucha leonesa, cuando me han preguntado, siempre he dicho que en el cuadrante nordeste de la provincia, determinado por el paralelo que pasa por Mansilla y el meridiano que pasa por León; sin menospreciar, otros puntos aislados con menos tradición o menor continuidad, que siempre bien acogidos sean. Mansilla ha sido la capital sur, por excelencia, de nuestros aluches. Pionera en la construcción de un corro permanente, para el que la ilusión de sus constructores, sin duda, auguró una larga y necesaria vida. En este corro se han vivido extraordinarias gestas y emotivos actos alentados por un noble sentimiento humano. Por este corro, siempre, con avidez, me preguntan cuando los visito, aficionados, que hoy, confinados en su nonagenaria edad, ya no pueden presenciarlo, pero lo recuerdan con añoranza y lo refieren con vehemencia. El lejano pasado nos ofrece una concatenación de testimonios, en la que, no es quimérico pensar, Mansilla está representada por algún eslabón. Fernando II rey de León repobló Mansilla y construyó las murallas. El mismo rey repobló Ciudad Rodrigo, entre otros leoneses. Construyó la muralla y parte de la Catedral, también reinstauró el obispado. Allí, en los fosos de las murallas, hasta hace pocos años los jóvenes practicaban sus «luchadas». Y en el claustro de la Catedral figura una pareja luchando. En la historia del monasterio de Gradefes C. Casado y A. Cea dicen: Hay aquí la escena del aluche o lucha leonesa (tema que vuelve a repetirse en la Basílica de San Isidoro, en el claustro de la Catedral de León y posteriormente en el de la de Ciudad Rodrigo). En un manuscrito francés del siglo XIII, con dibujos de la catedral de Cambray, se representa a una pareja luchando; aquí el agarre es prácticamente idéntico al nuestro de la revista Esfinge. Mansilla ha sido lugar de tránsito y de final de etapa en el nutrido secular camino de Santiago. Ante este puzzle de la historia no es arriesgado pensar que Mansilla está representada por una pieza importante. El pasado 9-9-06 en las gradas del corro de Mansilla hubo desalentadores claros. El ambiente careció de la entusiástica ebullición. Deseamos que se haya tratado de una circunstancial excepción. Sería lamentable y paradójico que la encomiable realidad del Museo Etnográfico coincidiera con la decadencia de un valor cultural y deportivo, tan importante e inmemorial, como nuestra lucha leonesa. De las autoridades depende. De los aficionados también. Esperemos que en el próximo corro de Mansilla de las Mulas el entusiástico fragor del público abra paso a los piadosos sones de la Salve a la Virgen de Gracia. Leoncio García Rodríguez (Majadahonda). Aquilino Laserna Perez (León).