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Publicado por
CAMINO GALLEGO
León

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NO VOY a descubrir ahora que nunca llueve a gusto de todos. Cuando estábamos preocupados por la sequía otoñal empieza a caer agua y más de uno se temió que hubiera comenzado el Diluvio, después de llevar siete días y siete noches de lluvia. Ahora es el momento de llenar los pantanos, que ya tienen en muchos casos casi embalsado el volumen del año pasado por estas fechas. Una vez más la riada se descontroló y menos mal que, en el caso del Bernesga a su paso por la capital, se había dragado poco antes, eliminando de su cauce toneladas de lodo y maleza que ahora han servido para evitar el desastre. Los otoños son traicioneros y hasta en los países de grandes ríos, donde están acostumbrados a sus crecidas y tienen grandes cauces, se pueden producir inundaciones, como ocurrió hace cuatro años en Centroeuropa. Claro que el Danubio no es el Bernesga, pero su cauce se cuida mucho más. Sin embargo en nuestra provincia varios alcaldes dieron la voz de alarma sobre la falta de limpieza del Órbigo y parece que la Diputación quiso limpiar el río Dueñas, pero la Confederación Hidrográfica no hizo caso a los primeros ni permitió a la segunda iniciar los trabajos para limpiar la maleza del cauce. Ahora vienen las lamentaciones y llega el momento de exigir responsabilidades a quienes no escucharon el aviso de la llegada del lobo y finalmente llegó. Y lo curioso es que incluso amenazan con multas para que los lugareños no salgan en facendera a quitar maleza. Si quieren evitar daños me parece adecuado, pero mejor que las multas sería enviar a un técnico que controle las labores de limpieza del cauce. Lo demás son ganas de poner trabas burocráticas.