Naturaleza hormigonada

EL PALOMA, El Pocero y una tropa de quinquis y empresas, compinchados con munícipes trincones, han empezado a urbanizar paisajes naturales de altísima valía. En Castilla y León, la furia que hormigona montes se pone de moda bajo la mirada complaciente de una Consejería de Medio Ambiente que más parece dedicada al chalaneo que a la conservación del patrimonio verde. En Las Navas del Marqués, el Tribunal Superior de Justicia ha parado el sartenazo de autorizar la tala de treinta mil pinos en un área crítica de cigüeña negra, pinar centenario en el que el angelito del Paloma, aizkolari alevoso de tres millares de pinos, pretende construir la Ciudad del Golf, disparate ecocida de mil seiscientos chalés y cuatro campos de golf, azotes pinariegos. Las recalificaciones de terrenos son el maná con el que engordan múltiples sujetos amigos de la comisión dineraria y de la compraventa en negro. Por algo España ha pasado de un dos por ciento de millonarios a un cinco por ciento en diez años, siendo estos nuevos ricos hijos del ladrillo. Habrá quien piense: -Vale: cerca de Madrid, en Ávila y las dehesas de Segovia, es lógico que los madrileños con pasta presionen para tener segundas residencias lujosas, y el dinero ablanda a paisanos y alcaldes, que quieren enriquecerse vendiendo terrenos. En León, somos tan defensores del terrazgo, que esta corruptela no va a invadirnos. A estos bienpensantes, les ruego que observen el panorama. San Glorio aúna esquí masivo en Lechada y Naranco y cemento en el valle palentino del Carrión, con el silencio cómplice de los alcaldes de la Montaña de Riaño. León ofrece la nieve y se lucran las empresas que han comprado suelo entre Guardo y los Cardaños. Estrella de Izar ,»tu ciudad en el corazón de la naturaleza», desfonda el robledal y los brezales de Riosequino con 3.650 viviendas previstas por arquitectos «paisajistas». En Pandorado, 230 chalés pretenden elevarse destrozando un pueblín bellísimo a la vera de las truchas de la Omañuela.