VENTANA AL MUNDO
La Otan, a examen
LA ORGANIZACIÓN de la Alianza Atlántica entre los países europeos y norteamericanos, al terminar la guerra fría, con la desaparición de la URSS y del pacto de Varsovia, se quedó sin misión, porque la defensa de Europa ya no era necesaria. Entonces, el conflicto yugoslavo le estalló en las manos al secretario general Javier Solana, y la Otan, que no había disparado un solo cañón durante los 45 años de guerra fría, tuvo que bombardear posiciones serbias en Bosnia y Kosovo. A pesar de todo, la Otan cambió su estrategia, adoptando una nueva misión que consistía en extender la seguridad y la democracia a los países del Este europeo, recién liberados del yugo soviético. Así, se fueron incorporando a la organización atlántica naciones que hoy colaboran con Occidente, como Polonia o Lituania. El trabajo de convertir los ejércitos del antiguo pacto de Varsovia en fuerzas que respeten los sistemas democráticos parecía suficiente para los tiempos de fin de siglo. Pero nadie contaba con lo que el siglo XXI reservaba: la guerra del terror global. Ahora, por primera vez, la Otan de 26 países ha recibido una misión en Afganistán que constituye un verdadero examen sobre su utilidad en la nueva situación estratégica del mundo. La ONU le ha encargado pacificar un territorio difícil por el terreno, por la climatología y por el enemigo talibán empeñado en recuperar el poder. No se puede olvidar que esta organización multinacional depende de los países que la conforman, con las posturas distintas que rompieron el consenso en la guerra de Irak. En Afganistán, los talibanes aprovechan el momento de las elecciones norteamericanas para intensificar sus ataques. Por eso podemos considerar que estamos ante un verdadero examen de la Otan.