FRONTERIZOS
Explicaciones
DE LO que no se puede quejar el ciudadano de a pie, el que «escucha, piensa y vota», es de lo entretenido que se pone el panorama ante unas elecciones locales como las previstas para el mayo próximo. Quiero creer que lo sucedido días atrás en el pleno del Ayuntamiento de León forma parte de ese sainete: pensar lo contrario y sospechar que los dos principales partidos de este país, de esta comunidad y de esta provincia no tienen claro a estas alturas de la película el mapa autonómico sería estremecedor. Yo entiendo perfectamente que la Unión del Pueblo Leonés aproveche el río revuelto en el que se mueve la política territorial y presente mociones como la que llegó a la sesión plenaria de la capital exigiendo a las Cortes de Castilla y León que el texto del nuevo Estatuto de Autonomía recoja en su articulado la regulación del procedimiento que permita la separación del supuesto Reino de León para constituir una comunidad exclusivamente leonesa. Hasta aquí, estupendo: los de Joaquín Otero muestran un discurso coherente con su planteamiento político. Pero que el Partido Popular y el Partido Socialista contribuyan con su abstención al triunfo de ese planteamiento deja a uno un poco estupefacto. ¿Quiere esto decir que la fuerza política que gobierna esta comunidad desde el pleistoceno y la que aspira a gobernarla cuando el Duero desemboque en el Mediterráneo están dispuestas a reformar el aparentemente muy cerrado mapa regional? ¿O es simplemente que en la capital unos y otros necesitan el voto leonesista como papeleta de mayo y ante la necesidad no hay principios que valgan? Sea cual sea la respuesta correcta, sería conveniente que la explicaran.