EN LA CUERDA FLOJA
Nueva política
NO SÉ qué futuro tendrá «Ciudadanos de Cataluña», pero, en política, constituye un primer síntoma visible de la nueva sociedad. «Ciudadanos» no es propiamente un partido, se alumbró al calor de un blog, con mucha gente joven y algunos intelectuales que ya no piensan según los esquemas rígidos y trasnochados de la dicotomía izquierda-derecha o centralismo-nacionalismo: en realidad, a los de la izquierda convencional les parecen derechizantes y a los de la derecha típica les parecen de izquierdas. La impresión que dan, así a lo lejos, es que simplemente no están en el paradigma, porque de hecho pertenecen a una nueva sociedad -por cierto, urbana- en la que esa disociación carece de sentido, no se aplica, no sirve para reflejar ninguna realidad. Van por otro lado. Quizá en la misma dirección que embocaron los sesenta mil votos en blanco o buena parte de los nulos y las abstenciones: no creen en este sistema o desconfían de él, no se sienten representados por los partidos. La sociedad del conocimiento se ha hecho notar en la economía antes que en ningún otro ámbito, como suele ocurrir. Luego, muy pronto, afectó a los medios, que están -los más avisados- en pleno proceso de transformación. Ahora le ha llegado el turno a la política. a crisis del modelo parlamentario y del sistema de partidos hace años que se anuncia, aunque nadie parecía creer semejante diagnóstico, pese a que el número de votantes venía cayendo en todo el mundo occidental en proporción casi directa a la bajada de ventas de los diarios y a la mengua o fragmentación progresiva de las audiencias de televisión. «Ciudadanos» quizá resulte un fracaso, pero al menos sirve para advertir que la vieja política, bronca y partidista, tendrá que ser reinventada.