El Cid, el cartero llamón y la baraka

A DON Rodrigo Díaz de Vivar le salió hace hoy una semana un competidor inesperado: el tripartito. Como saben todos los lectores, Don Rodrigo, conocido como el Cid, pasó a la historia por haber ganado, después de muerto, una batalla. El tripartito ha hecho lo propio, aunque al revés: perdió una batalla, la de las elecciones catalanas, después de que lo hubieran matado al alimón Zapatero, Carod y Maragall. Pero hete aquí que uno de sus sepultureros más conspicuos, el señor Carod Rovira, ha hecho ahora de resucitador y, como Jesús le dijo a Lázaro, le ha dicho «levántate y anda» al difunto. Con Carod, como en el célebre anuncio de colonias, «vuelve el hombre».Y retorna, seguro, con la intención de tomarse la revancha, pues el líder de ERC, a lo que se ve, hace lo mismo que el cartero: siempre llama dos veces. Los socialistas proclaman que responderán a este segundo timbrazo independentista «Aló» en vez de «Pronto» y que asentarán el tripartito sobre bases diferentes. Están en lo cierto, pues las bases resultarán ahora, en efecto, bien distintas: el nuevo tripartito no será el de la renovación, sino el de la nonovación; el PSC dispondrá en él de menos fuerza de la que tenía en el anterior, pues pierde peso parlamentario respecto a sus aliados de ERC e Izquierda Unida y perderá con toda seguridad peso relativo en el Gobierno; y el Gobierno de Montilla, todo él, tendrá menos poder parlamentario frente a CiU, que es la primera fuerza en número de votos y de escaños. ¿Quién da más? Deben ser estos cambios, precisamente, lo que tienen encantados a Guerra y a González, que no han podido disimular su satisfacción por el feliz alumbramiento. Aunque, claro, su alegría no es comparable a la del presidente Zapatero que, baraka en mano, ve al fin el triunfo clamoroso de su apuesta catalana: al gran éxito del Estatut le ha seguido la victoria sin par del PSC y a ésta última el laurel de un tripartito que volverá a colocar el Gobierno de España, como deseaba Zapatero, en manos de Carod. ¡Menos mal que el presidente tiene suerte, que si no! Sea como fuere, nadie estará hoy tan contento como quien pronto será nuevo president: tras una carrera política brillante, hecha toda de silencios -que es, como se sabe, lo que revela a un líder nato-, José Montilla recaló en el Ministerio de Industria, desde donde dirigió la más redonda operación comercial de su Gobierno: la de las «opas» sobre Endesa. Nadie que haya participado en un triunfo tan vistoso tiene por qué generar preocupación. A quienes duden bastará con aclararles: es Montilla, el de Endesa, y con eso será más que suficiente.