Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

Reventar el proceso

Publicado por
J.F. PÉREZ CHENCHO
León

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UNA ESPECIE de cosquilleo se aproderó de mi durante toda la tarde. Es como esa inquietud que se desparrama por todas las neuronas hasta hacerse obsesiva. Los hechos son muy graves: rociado de gasolina a un policía municipal, al que pretendían inmolar a lo bonzo, cócteles molotov contra juzgados y sedes del PSE. Una madrugada de ira por el casco viejo de Bilbao. Resucitó la kale borroka con la explosión de adrenalina de los jóvenes cachorros incontrolados. ¿Digo incontrolados? No, quiá. Los hilos de bramante los maneja Otegi. O sea, ETA. Y los ha movido para echar un pulso y chantajear al Gobierno. Sé que este análisis es muy complejo. Pero hay que meterle el diente. Entre otras razones, porque me pagan para eso. Desde que se cerró el sumario sobre los atentados terroristas del 11-M, la derecha política, mediática y judicial, ha centrado sus esfuerzos en impedir avances entre el Gobierno y ETA en el llamado proceso de paz. Un proceso que se ha visto denigrado y saboteado hasta extremos inverosímiles. La obsesión parece clara: evitar a toda costa que el Gobierno rentabilice el posible final de ETA. Al líder de la oposición, Mariano Rajoy, le hemos oido de todo: desde que el Gobierno estaba dirigido por ETA, a emplazar al día siguiente al Ejecutivo a no ceder a los chantajes de la banda etarra. El objetivo es mantener la alarma y la crispación pública. Mientras tanto, en la ilegal Batasuna y en Eta, parece claro que han interpretado esta situación como debilidad del Gobierno e intentan sacar tajada de ella. Suponen, y no sin razón, que unos están subidos al guindo y otros se han tirado al monte. De ahí nace el incremento de la presión y del chantaje con la huelga de hambre de Iñaki de Juana Chaos, el recrudecimiento de la kale borroka, el robo de las pistolas y, ayer mismo, el intento de torrefactar a un policía local. Ante este paisaje de sombras, que sobrecoge el corazón ciudadano, el Gobierno tiene que andar con pies de plomo. Hasta ahora no ha tomado ninguna medida concreta. No ha hecho nada más que llevar al Parlamento el tema y recibir el apoyo mayoritario a un aucerdo que le faculta para buscar el fin definitivo de Eta. El Gobierno actual, al contrario que el anterior, que yo sepa, no ha acercado a presos al País Vasco, ni llamado MLNV a la banda criminal. En esta situación, el Gobierno se plantea congelar el proceso abierto hasta que Eta/Batasuna cambie de actitud y sea verificable el cese de la violencia. Hasta entonces no cederá a ningún chantaje ni presión, como dijo ayer la vicepresidenta Fernández de la Vega. Es evidente que quienes tienen prisa y urgencia son los centenares de presos de ETA. Tal y como les prometió Aznar en 1998, se beneficiarían de mediadas de gracia e indultos parciales. De no llegarse a esa situación, el Gobierno tampoco tiene nada que perder. Lo ha intentado con el respaldo mayoritario de los españoles. Habrán sido otros lo que no habrán querido el acuerdo. Aquellos que no entienden que la paz se firma con los enemigos. Si ETA rompe la tregua será bajo su responsabilidad. El Gobierno debe mantener el proceso abierto. Sin ceder a presiones y chantajes. Y, eso sí: siendo consciente de que existen muchos intereses en contra. El objetivo no es arrimar el hombro, sino reventarlo.

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