Vulgarizar

CON MOTIVO de la publicación del Diccionario esencial , se ha anunciado la inclusión en el léxico oficializado por la Academia de un millar de «novedades», así como la supresión de numerosos vocablos «en desuso». Prosigue así una labor académica más que dudosa, que consiste en dar fe de las vicisitudes del lenguaje de un modo acrítico y notarial, sin pretender la menor influencia sobre tal evolución. Por supuesto, sería inadmisible -e inútil- que la Academia pretendiese ejercer, un pontificado dogmático sobre el uso de las palabras, pero no estaría mal que desarrollara un cierto papel pedagógico, que ilustrase sobre la pertinencia de los términos. Seguro que hay filólogos que no comparten en su fuero interno esta labor puramente pasiva de la docta Casa que se reduce a un concepto: vulgarización.