Diario de León

DESDE LA CORTE

El círculo del chantaje

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FERNANDO ONEGA
León

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¿HA SORPRENDIDO a alguien la confirmación de que ETA robó las pistolas? Supongo que no; ni siquiera a quienes mantenían reservas desde el g obierno. Si decían que esperaban esa confirmación, era sólo por ganar tiempo, en la esperanza de que se redujera el impacto de la noticia y no actuara como un frenazo brusco y en seco del que todavía llaman «proceso de paz». Ahora ya no quedan dudas. El cuadro de la situación es el siguiente: se agita la violencia callejera hasta el punto de que el PSOE ordena reforzar la vigilancia de sus sedes en Euskadi; se siguen enviando «amables» cartas de extorsión a empresarios; los terroristas se rearman¿ Tiene razón Mariano Rajoy cuando dice que no se cumplen las condiciones del acuerdo parlamentario que autorizaba al gobierno a buscar una salida negociada. Y tendría mucha más si su partido, el PP, hubiera votado esa resolución. El panorama se complica si se recuerda, como resulta inevitable, lo que dijo el presidente del gobierno cuando se produjo el robo: que tendría «consecuencias». La frase, que quedó suelta y sin desarrollo en los pasillos del Senado, requiere ahora ser complementada. ¿Cuáles son esas consecuencias? ¿Considerar rebosado el vaso de la tolerancia y retirar la oferta de diálogo? Eso es lo que inspira el impulso primario. Si ETA se apodera de más de trescientas pistolas, no es, como suele decir Carlos Herrera, para hacer un regalo de Reyes a los niños. Es para utilizarlas, aunque no sepamos cómo. Es, por lo menos, para dar un golpe de efecto en medio de la negociación, ponerlas encima de la mesa y usarlas como argumento de fuerza. Aunque no llegue a matar con ellas, puede decir: «estos son mis poderes». Con ello, se completa el círculo del chantaje. Batasuna predica condiciones políticas, desde Navarra a la autodeterminación, y el brazo armado enseña su amenaza. Delicado momento. Si el presidente Zapatero da por cerrado el proceso, como le reclama el Partido Popular, se habrá cerrado una oportunidad de terminar con el terrorismo. Si lo mantiene abierto, deberá disponerse a escuchar enormes y razonadas críticas por su actitud. Y como, además, se sucederán informaciones que hablarán de contactos para preparar la célebre «mesa de partidos», para muchos ciudadanos el gobierno seguirá cayendo en la más candorosa ingenuidad. Nunca fue más difícil la solución. Esto parece un callejón sin salida. En estos casos, el mejor consejo es elegir el mal menor. Y el mal menor, en estas circunstancias, es seguir actuando de forma que no haya muertos. La mejor estrategia, quizá la única, es cargarse de paciencia y templanza y seguir ganando tiempo. Tal como están las cosas, cada día que pasa sin víctimas es una victoria.

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