Diario de León

LA ASPILLERA

A salvo en el campamento

Publicado por
VICENTE PUEYO
León

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«ME GUSTARÍA nombraros uno a uno y casi podría hacerlo». El presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, - José Lui s, ayer en el pabellón de La Torre- sabe cómo tocar la fibra sensible. Lo sabe, pero también lo necesita. Se le nota a gusto en casa, como los cónsules que soñaban sosegarse y tomar aire en el campamento después de una campaña larga y llena de obstáculos. Ayer la legión estaba entregada... y sudorosa. Se entremezclaban los afectos sinceros que dan la amistad y la cercanía y esos otros, mucho más interesados, que florecen en el crudo ejercicio de la política. «Reconozco las caras, las caras de la lealtad y del coraje...». Y, claro, el pabellón se ponía en ebullición. Los teloneros, Miguel Martínez, Amparo Valcarce, Ángel Villalba y Paco Fernández -estos últimos más bien justitos de carisma- hablaron del «León que viene» y de los «nuevos tiempos» y de que, sin duda «vamos a ganar», pero las caras no eran precisamente nuevas. Más bien, en el paisaje del escenario había un déjà vu , un más de lo mismo un tanto desasosegante. Más que aire fresco, allí había una muestra más, -y habría que hablar en general y no sólo de lo visto ayer-, de una clase política endogámica, en la que no acaba de entrar el aire fresco y renovado que permita volver a confiar en el -¿alguien recuerda?- noble ejercicio de la política. Esto es lo que hay. Eso sí, Zapatero es otra cosa. Vendería humo en un incendio. Pero ayer se guardó en el bolsillo su maravillosa colección de arcadias felices y se permitió el lujo de traer a León ejecutivos de los que cortan el bacalao y datos concretos al tiempo que renovó los compromisos con su tierra con una rotundidad que le obliga y mucho. El Inteco puede ser una iniciativa que no encienda pasiones en las masas por la propia complejidad del proyecto pero es una realidad incontestable que ya está en marcha y que coloca a León, de una forma privilegiada, en el ámbito de las nuevas tecnologías. Un sector muchas de cuyas claves se nos escapan pero que es sinónimo del futuro que viene y del que sería suicida quedar descolgados. Nuestra provincia acabó el siglo pasado echa unos zorros, como para internarla en la uvi. Con una economía descoyuntada en sus sectores tradicionales y con una despoblación que parecía imparable, sus necesidades eran de todo tipo comenzando con una precariedad lacerante en materia de comunicaciones. Esto no es jauja todavía, desde luego, pero sería injusto no reconocer que León cuenta bastante más que antes desde que un leonés está en la Moncloa; y que se han abierto algunas espitas de esperanza donde antes sólo había puertas... para salir de aquí cuanto antes. Ayer Zapatero disfrutó con los suyos. Una jornada de cecina, termas, yoga y relax, pero sólo una jornada. Hoy, vuelta al terreno cenagoso de las encuestas desfavorables, de los Montillas que afirman que Cataluña es «su patria» mientras sugiere, con estupenda ingenuidad, que se cierre de una vez el calvario identitario. Vuelta al imposible metafísico del «proceso de paz» (¿quién está en guerra?), vuelta al fiasco de la inmigración irresuelta (bomba de relojería donde las haya), vuelta al empleo precario... Pero ayer el presidente estuvo a salvo en el campamento.

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