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Publicado por
FERNANDO ÓNEGA
León

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MENOS mal que este periódico certificó el domingo que las vacas están cuerdas; que ya no hay vacas locas. Menos mal, porque casi todo lo demás nos deja indefensos ante lo desconocido. Las crónicas hablan de enfermedades que creíamos desaparecidas, igual que los guerristas en el PSOE. Cuentan que los inmigrantes, además de mafias camufladas, traen enfermedades exóticas. No se habla de la gripe de los pollos, pero en algún sitio debe estar camuflada. He leído que por el Sur proliferan unas cucarachas nunca vistas, de color marrón y con alas, que sólo existían en América, y han venido por el cambio climático. Y atención al mejillón cebra, que se extiende por el Ebro, tapona las conducciones de agua y nadie sabe cómo combatirlo. Así está el patio, sin necesidad de meterse en política, que es sábado. Sólo nos faltaba el polonio. Si me anuncian hace una semana que iba a comenzar diciembre escribiendo sobre polonio, pensaría que se trataba de otro alcalde pillado con las manos en la caja¿ de una inmobiliaria. Pero miren ustedes por dónde, ayer abrías los periódicos, oías la radio, ponías el telediario, y el polonio salía por todas partes. Estoy empezando a pensar que los periodistas nos hemos agarrado a él como tabla de salvación profesional, en vista de que ya no sabemos qué decir del proceso de paz y otros zapateros. No es para menos. Políticamente, ¿se imaginan ustedes que se confirma que ha sido Putin quien ordenó utilizarlo para eliminar a los personajes incómodos que se cruzan en su camino? El eje del mal se habría desplazado de donde lo dibujó el señor Bush y tendría nueva sede en el Kremlin. ¿Se imaginan que se descubre que se transporta en aviones? Si ahora no dejan ni meter una botella de albariño y nos miran el biberón del bebé, terminaríamos haciendo de los aeropuertos centros naturalistas, todo el mundo en pelotas por el control de seguridad. El señor Laporta habría sido su pionero, aquel día que se quitó los pantalones ante los guardias. ¿Y se imaginan que, por lo que sea, ese producto acaba en manos de terroristas? En ese mo mento habríamos entrado en una fase del pánico mundial. Pues todo eso puede ocurrir. La humanidad ha conocido avances que nuestros abuelos pensarían que eran magia. La medicina y la ciencia nos empiezan a garantizar una esperanza de vida de cien años, cosa que empieza a ser apetecible desde la Ley de Dependencia. Pero, al mismo tiempo, estamos más inseguros que nunca. El peligro de hoy se llama polonio. Pero no se asusten: la psicosis sólo durará unos días. El peligro de ayer, sólo ayer, se llamaba explosivos líquidos. El de mañana, lo desconozco. Pero la humanidad va muy bien. Progresa adecuadamente en las artes de matar.