TRIBUNA
Valores que han transformado León
HOY SE cumplen dos años desde que retomé la Alcaldía de León, un periodo en el que se ha recuperado el tiempo perdido y en el que la ambición por hacer León -que también se convirtió en seña de identidad de mis anteriores mandatos- se sigue reflejando en la calle, en los múltiples proyectos que están en marcha y en los que están a punto de iniciarse. El firme compromiso con los ciudadanos, que son los que mandan, y la continua mejora de los servicios que su administración más cercana les presta es el síntoma evidente de que, tras la etapa inicial de esta legislatura, se retomó el pulso decidido por León. Se recuperó la normalidad frente a 18 meses en los que quienes gobernaban entonces descubrieron, frente a lo que opinaban antes de llegar a las responsabilidades municipales, que, por ejemplo, la plaza de San Marcos era una maravilla o que la Calle Ancha y la plaza de Regla eran magníficas, sin olvidar el Auditorio o el Musac. Todos los cambios que ha registrado la ciudad de León se han venido guiando por tres grandes valores que reivindiqué en la primavera de 1995 antes de ser elegido alcalde y que hoy continúo reivindicando ya que los sigo considerando plenamente válidos para el desarrollo de la gestión municipal y la rendición de cuentas ante los ciudadanos. Cuando en mayo de 1995 reflexionaba en esta misma tribuna sobre qué podían esperar de Mario Amilivia los leoneses si llegaba a ser alcalde, escribía que, en primer lugar, seriedad. En aquellos momentos España vivía un momento de desánimo como nunca se había producido en nuestra historia democrática y el programa electoral del Partido Popular ofrecía, frente al hartazgo de la corrupción y la técnica de la chistera, una serie de ofertas coherentes, necesarias y cargadas de sentido común para no defraudar a los ciudadanos. León nada tiene que ver con la ciudad de hace once años. En segundo lugar reivindico el compromiso con los intereses de los leoneses. Las administraciones públicas no están para suplantar a los ciudadanos, sino para atender a las necesidades colectivas del modo más eficaz posible. Sigo plenamente comprometido en la defensa los intereses generales de León, aunque por ello, en algunos casos, discrepe del criterio de mi partido o de las decisiones de otras Administraciones. El Ayuntamiento debe atender demandas crecientes de los leoneses aunque se trate de competencias impropias y para ello hay que priorizar los gastos sin dejar de reivindicar con firmeza más recursos económicos por parte del Estado y de la Junta. En este sentido, he impulsado una decidida política para acercar lo más posible el Ayuntamiento a los ciudadanos, y no sólo desde la cercanía y el diálogo, en contacto directo con los vecinos y sus problemas, sino también con una herramienta que considero básica: la web municipal www.aytoleon.es. El tercer valor que considero plenamente válido en la coyuntura actual de la política leonesa es el del consenso, que tan notables resultados brindó en los primeros gobiernos de la democracia y que ahora, por desgracia y por circunstancias no deseadas, se encuentra en horas bajas en la escena nacional. Ningún hombre es depositario de toda la razón, y menos en cuestiones tan opinables como la gestión de un Ayuntamiento. Me proponía por ello, entonces, ofrecer a todas las fuerzas políticas y sociales un amplio acuerdo para la creación de empleo y riqueza en nuestra ciudad, movilizando todos los recursos públicos y privados posibles. Esta misma oferta de consenso y plena colaboración institucional ha marcado la presente etapa municipal, acuerdo más allá de las legítimas discrepancias políticas siempre que la importancia de la cuestión lo demande. Lo que algunos esgrimen ahora para mejorar León y la provincia lo venimos haciendo desde hace muchos años en el Ayuntamiento con seriedad e ilusión. Los principios que marcaron mis primeros pasos en la Alcaldía siguen plenamente vigentes porque se ha avanzado mucho pero aún podemos y debemos seguir mejorando: consolidar el pulso económico de León, estimulando su potencialidad industrial, turística y comercial, mejorando sus infraestructuras, sus comunicaciones y facilitando al máximo cualquier iniciativa generadora de empleo y riqueza; equilibrio presupuestario y congelación de la presión fiscal; fomento del bienestar mediante una política medioambiental avanzada; soluciones imaginativas al problema del tráfico y el transporte urbano; facilidades para la práctica del deporte; política solidaria en materia de servicios sociales; soluciones urbanísticas para poner la ciudad al servicio del ciudadano y no al revés; mantener el pulso en la lucha contra la delincuencia y lanzar una auténtica ofensiva para conseguir que León se convierta en todo un referente cultural. León ha vivido años decisivos y ahora se está demostrando, los frutos están llegando y no es por casualidad. Tenemos suelo industrial competitivo e infraestructuras, estamos a la cabeza en pernoctaciones, León sigue siendo una ciudad segura, limpia y tranquila. Y nos encontramos en el momento de las nuevas posibilidades, en el momento de la integración del ferrocarril y la llegada del AVE, en el momento de la llegada de empresas al Parque Tecnológico y la ampliación del Polígono Industrial tras el revulsivo que en materia de empleo (para comenzar, 200) ha supuesto la plataforma de Inditex, en la expansión urbanística del entorno de la azucarera y los solares de la Vega o en la puesta en valor de todo nuestro rico legado romano. Quiero recordar que la llegada de Inditex al Polígono Industrial no ha sido casual. El desbloqueo del que fue objeto a partir de 2005, sobre todo en materia de licencias, fue básico. Algunos apostaban porque el Polígono Industrial fuesen «campos de tierra» y retrasaban las licencias, algo que bajo ningún concepto podía seguir padeciendo ni León ni el alfoz. En resumen, quiero trasladar a los ciudadanos los valores y compromisos de su alcalde: la defensa de los intereses de los leoneses, la honradez, anteponiendo siempre los intereses generales a los particulares; la eficacia en la gestión municipal y la cercanía con los vecinos, manteniendo el contacto directo en la calle con los ciudadanos.