Diario de León
Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

Creado:

Actualizado:

A PESAR de su fama posiblemente injusta, el bolero de Ravel simboliza la asfixia que produce en el ser humano el hecho de saber lo que va a pasar inmediatamente después de lo que está pasando, al repetirse siempre el mismo juego de las notas, es decir, el mismo vaticinio, lo que crea la desoladora convicción de que cualquier sorpresa, en el pentagrama o en la política, no va a ocurrir. Respecto a la actual vida pública en España, podría decirse que Ravel la hubiera descrito en un bolero de insoportable monotonía salmódica, el que vamos a escuchar al menos hasta las elecciones locales del próximo mayo, en las que los dos grandes partidos, PP y PSOE, van a disputar su duelo previo al de las generales del año siguiente. Ambos contendientes se merecerían que las urnas dejasen las cosas como están ahora, lo que no agradaría a ninguno de los dos, y otra vez vuelta a empezar. Se sabe, aunque mediante espaciadas declaraciones lacónicas, lo que piensa Zapatero del asunto primordial que se trae entre manos, el llamado proceso de paz que pusiera un final dialogado a la violencia del terrorismo de ETA. Y se sabe, por una reiterada avalancha de sus proclamaciones, la posición tanto del PP, contraria al proceso, como de la ilegalizada Batasuna, a favor en teoría, pero zancadilleando su arranque para salir al debate político con alguna concesión de ventaja. Y nadie da un paso hacia adelante, tal vez porque ETA niega a los dirigentes batasunos toda autonomía para agilizar su estrategia política, tal vez porque el PP ya ha confeccionado su circunstancial doctrina sobre la dignidad del Estado, a la que estaría traicionando el Gobierno de Zapatero. La melodía «popular» suena ya como ese bolero que parece estar contando una batalla inacabable del abuelito, y las exposiciones de Otegi, y de sus consocios batasunos, reflejan en su constante monotonía la trágica realidad a una ETA a sus espaldas. Es probable que el proceso de paz se estacione en vía muerta, sin cerrarse oficialmente, hasta que ETA comprenda que a las elecciones de mayo no va a poder concurrir Batasuna bajo ningún disfraz carnavalesco, aunque parezca estar buscando entre sus simpatizantes anónimos menos pasivos voluntarios para engrosar listas independientes. Todo indica que en torno a la política antiterrorista del Gobierno, y a la del PP, radicalmente reformada en la oposición, va a transcurrir este largo semestre preelectoral, lo que impedirá o dificultará al Gobierno exhibir lo más preciado de su gestión, como la boyantía económica o la ley de dependencia. Zapatero comprobó por sí mismo cómo la polvareda levantada por el «Estatut» catalán impedía que pudieran contemplarse cómodamente algunas políticas vistosas del Gobierno, y comprueba ahora cómo el proceso de paz, aún no iniciado, relega informativamente la ley de dependencia, joya de la legislatura socialista, en el espacio mediático y hasta social que se ven ocupados por la resistencia del PP y, cómo no, por las majezas batasunas. El bolero cansa ya a un amplio sector de la sociedad, si no el más diferenciado intelectualmente, sí al menos el que ve en la política un medio para la solución de problemas, y no para la obstrucción de iniciativas, mientras sean razonables, se entiende.

tracking