Diario de León

EL MIRADOR

Reaparece María Antonieta

Publicado por
VALENTÍ PUIG
León

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TODO PARECE acogerse a la teoría del eterno retorno, como las Navidades en casa, el realismo en política exterior o Maria Antonieta. La reina que fue a la guillotina porque los descamisados le tenían mucha manía ahora reaparece gracias al cine y a una reivindicación de su dulce personalidad. Los críticos han dejado bien la película de Sofia Coppola sobre Maria Antonieta. Aquí se estrenará con el Año Nuevo. A punto está de aparecer la biografía escrita por lady Antonia Fraser, consumada biógrafa. María Antonieta de Austria había nacido en 1755 y murió en 1793, en el patíbulo. Quizás fue frívola en su temprano rol como reina, pero luego poco tuvo que ver con lo que decía la propaganda revolucionaria. Seducía, imperaba, seguramente amase muy poco al rey, pero está por en medio su relación con el apuesto Axel de Fersen, figurante estilizado de una aventura que tuvo un mal final. Lo más curioso, a diferencia de cómo se significa en las pautas revolucionarias, es que los panfletos contra María Antonieta circulaban más o menos libremente. Es decir: la ciudadanía francesa era más libre con el Antiguo Régimen que con la revolución, especialmente cuando llegó la fase del terror, elemento esencial en todo proceso revolucionario. Como es sabido, luego vino Termidor y al final Bonaparte y el bonapartismo. Como siempre, la reforma da mejores frutos que la ruptura. Por descontado, ajusticiar a Maria Antonieta era un acto de suprema ruptura. Fue ejecutada el 16 de octubre de 1793. Esa fue una inmensa injusticia aunque para los revolucionarios fue un acto de liberación terminal. Al poco la revolución se convertía en un baño de sangre. Así ha sido siempre. Coqueta y dulce María Antonieta, tan feliz como había sido en sus ensueños de Trianon. María Antonieta dominó el arte del escote y de la sugerencia. Los escritores satíricos la suponen de una sexualidad extremada -un animal cruel, sanguinario- y casada con un monarca del todo impotente. Eso se leía en voz alta por las esquinas de aquel París en ebullición de clubes revolucionarios y conspiraciones antimonárquicas. En la actualidad sería una estrella de la pornografía. De todos modos, la Historia cambia y se ajusta a la investigación de lo real. Por eso, la Maria Antonieta que reaparece es otra cosa. Lo que no cambia es ese final trágico. Es llevada hasta la guillotina en la carreta de los condenados. Aturde un clamor hostil. Llega a la plaza de la Revolución. Sigue los pasos de su marido, Luis XVI, ya guillotinado. Mira con nostalgia hacia las Tullerías. A las doce y cuarto cae su cabeza bajo la cuchilla del benemérito doctor Guillotin. Más de doscientos años más tarde, un film y una nueva biografía le dan la vuelta al magnicidio y vuelven a hablarnos de la dulzura de vivir.

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