Extraña justicia

De manera paralela a los resultados electorales, en las recientes elecciones norteamericanas, se han dado numerosos referéndums en los distintos Estados y de los que los medios de comunicación españoles no hicieron comentarios. ¿Por qué? Sin duda, el paquete más importante de este tipo de plebiscitos, por el número de Estados que representaban y las implicaciones políticas que posee a escala federal, se refería a la cuestión del matrimonio homosexual. Concretamente ocho estados que planteaban si se debía modificar su Constitución para establecer el matrimonio como una institución que únicamente se realiza con la unión de un hombre y una mujer. De estos ocho Estados, una mayoría abrumadora, siete en total, ha votado a favor de esta enmienda, de manera que queda prohibida toda posibilidad de matrimonio homosexual. Hay que recordar que en las anteriores elecciones presidenciales este tipo de referéndum se produjo en otros lugares con resultados parecidos. La derrota del homosexualismo político, aquel que ha elevado a categoría social sus prácticas sexuales y que pretende que el conjunto de la sociedad se transforme para asumir como valores de la colectividad una peculiar práctica sexual, ha sufrido una derrota de proporciones extraordinarias. Este resultado todavía cobra mayor importancia si se considera que ha venido inserto en una ola favorable al partido demócrata y, por consiguiente, en un clima político mucho más predispuesto a votar a favor del matrimonio homosexual. De esta manera EEUU se añade a la inmensa mayoría del mundo occidental que, respetando la libertad de los individuos, niega la posibilidad de que sus instituciones insustituibles socialmente valiosas, la primera de ellas el matrimonio, pierda todo su sentido para satisfacer el impulso del deseo. Eduard Majem Cañellas (Olot, Gerona). En España y Portugal se ha fundado un «Movimiento Ibérico» que ayudará a la disminución de la violencia transmitida por televisión e inspirará programas de calidad, según la «Fundación Pro Dignatate». La pauta que persiguen los poderosos de la televisión, nada tiene que ver con el Código de Autorregulación sobre Contenidos de Televisión e Infancia que las cadenas; TVE, Antena 3, Tele 5 y Sogecable, refrendaron en diciembre del pasado año y que entró en vigor en el mes de marzo. Pero la violencia simula que vende ya que, en un medio de comunicación, donde lo que más interesa son las audiencias, lo menos importante es a quienes van encaminados sus contenidos, o cómo pueden estremecer a los telespectadores. Una indagación efectuada por cinco científicos españoles sobre infancia, brutalidad en contenidos audiovisuales, verifica que ha habido una significativa reincidencia de un mismo caso cuya información se prolonga a lo largo del tiempo. Es decir, no se exponen los secuelas de la violencia de manera palmaria, sino un lúgubre desarrollo hasta la noticia violenta final. Además, según algunos psicólogos, el número de sucesos inhumanos presentados por las televisiones es igual a la crecida de los actos bruscos en la sociedad. Cuando los televidentes acechan prácticas violentas, terminan repitiéndolas. Al Centro de Estudios Villanueva de la Universidad Complutense de Madrid se le ha comisionado para ejecutar el estudio: «Violencia, Infancia y Televisión. Efectos de Violencia Audiovisual en la Infancia». En el mismo se determina que los chiquillos que vislumbran actos violentos sin la presencia de un experimentado que les asista para interpretar las imágenes, repetirán posturas clavadamente violentas y desarrollarán un cierto interés por llevarlas a cabo. Clemente Ferrer Roselló. Óscar Pérez (Ponferrada).