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Publicado por
FERNANDO ÓNEGA
León

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PRESTEN atención a un fenómeno nuevo: están asomando indicios de cansancio por los excesos autonómicos. Si ustedes prefieren, llámenles desenfoques, me da igual. Pero en un solo día hemos podido ver las siguientes noticias. Primera: el Círculo de Empresarios reclama que haya un solo órgano nacional -al decir nacional, entiéndase español- de gestión de la inmigración, mientras la corriente dominante es reclamar esa gestión para las autonomías. Y segunda: los médicos empiezan a protestar por las desigualdades de salarios. Las diferencias llegan al 45 por ciento, trabajando en el mismo país, teniendo similar preparación y atendiendo las mismas necesidades. Estas dos informaciones se puede añadir a otras recientes: las quejas de las organizaciones patronales por los indicios de que puede quebrar el principio de la unidad de mercado, o los agravios de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado por unos salarios notablemente inferiores a los percibidos en las policías autónomas de Euskadi o Cataluña. Y aportemos una reflexión a partir de los sucesos de criminalidad organizada: mientras esas bandas actúan en toda España y se mueven con toda facilidad por el territorio español, las policías autonómicas tienen limitada su actuación al ámbito de su comunidad. Eso es trabajar a favor de la impunidad del delincuente. Da la impresión de que, lejos de anotar ese clima de opinión, los acontecimientos siguen insistiendo en profundizar en las diferencias, aunque se diga lo contrario. El último ejemplo es la cuota láctea. Si no hay cambios en la posición del gobierno, se ha dejado de entender España como una unidad de producción y mercado, y se decide que las cuotas sólo se puedan vender dentro de la misma comunidad autónoma. Es un golpe de muerte para la economía agraria del Norte de España, pero, de forma singular, para Galicia. Si sigue adelante la decisión, Galicia tendrá que dejar de comprar cuotas en otras regiones, como si fueran francesas o británicas. España, como unidad de producción, deja de existir. El destino es el cierre, por lo menos la angustia, de miles de pequeñas explotaciones agrarias. no se entiendan estas anotaciones como un impulso para pedir que se redacte una nueva Loapa de recorte de competencias. No es eso, ni mucho menos. Pero sí es preciso reconsiderar los excesos, no sea que resulte verdad eso de que tenemos diecisiete administraciones distintas, lo cual define nuestro sistema, pero también otros tantos niveles salariales, asistenciales y quizá impositivos en el futuro. Y el primero que debe tomar nota es el señor Zapatero. Si no lo hace, ¿sabe quién será el beneficiario de esa tendencia nueva al «unitarismo español»? El Par tido Popular.