Fobia al belén

EN EL instituto Las Lagunas, en Mijas, la directora ha retirado sin miramientos un gran belén hecho por alumnos de la clase de Religión, por considerar que vulnera la aconfesionalidad. Algunos entienden por educación  recortar con los chavales  palomitas de la paz, pero liarse a tiros con la del Espíritu Santo, incluso con la que soltó Noe para ver si había escampado. Algunos hubieran sido rechazados en el arca por ser demasiado animales. Un belén no hiere sensibilidad alguna, salvo la de quienes carecen de ella. En España la diosa Kalí no tiene muchos creyentes y, sin embargo,  Cristo sí los tiene, esa es la sutil pero gran diferencia a la hora de jerarquizar susceptibilidades. A la directora de este centro le felicitas la Navidad y te reta a duelo. Afortunadamente, esta clase de intolerantes son minoritarios, pues hay un laicismo respetuoso, que a su vez debe ser respetado. Esta docente leería la Divina Comedia  si fueran otros los lugares visitados por Dante, pues encontrará reaccionario que en el paraíso esté  reservado el derecho de admisión.  O escucharía El Mesías , de Handel, si se le  cambiara la letra. Pobre, lo que se pierde; lo mismo que quienes consideran pecaminosa la mitología griega porque aún no se había inventado el recato. Todos los puritanismos son rechazables, pero cuidado con quienes  son puritanos sin saberlo, con los beatos de la nada. Y sí, un belén no es un objeto dec orativo, sino un icono, un  destello del pasado.  Es mensaje, compatible con toda creencia basada en el deseo de paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad. No es sólo tradición, pues lo de menos son las figuritas.   Feliz Navidad, a su pesar, señora directora. Los milagros existen, y más por estas fechas. Que se lo pregunten a míster Scrooge.