ETA necesitaa Batasuna

CUANDO se publique en el B.O.E. la Ley de Memoria Histórica, si el proyecto no embarrancase antes en algún tramo legislativo, al Gobierno de Zapatero se le habrían agotado sus iniciativas más ambiciosas, y ello facilitaría al PP la estrategia de abrir ante la sociedad un muestrario de propuestas electorales que emborronase en lo posible los logros del ejecutivo socialista. Sin abandonar del todo las arremetidascontra todo lo que se moviera en el área del PSOE, esa nueva actitud «popular» sería más respetada por el sector centrista que valora las ideas bien enunciadas y rechaza la destemplanza del exabrupto o de la cínica falacia, y en los sondeos preelectorales se vería lógicamente el PP mejor gratificado que ahora mismo. De ahí que empiece a oírse una melodía de rumores sobre un posible adelanto electoral, según la tesis de que a Zapatero no va a aguantarle el resuello hasta marzo de 2008. Y de ahí que el PP vaya suavizando de modo poco perceptible aún la elocuencia agresiva de sus más agresivos portavoces. A lgunos dirigentes «populares» piensan que el llamado «proceso de paz» se le va a caer a Zapatero de las manos y a hacerse añicos, y ya decía ayer Mayor Oreja que del fracaso del proceso serán responsables el Gobierno y ETA, aunque sólo ETA lo sería de sus crímenes. (Menos mal). Ocurre, sin embargo, que ETA no va a romper su alto el fuego, y ello por una variedad de razones. Cuando una organización terrorista ha acariciado la idea de abandonar las armas, aunque sin unanimidad interna, volver al ejercicio de la violencia equivaldría a alejarse tanto de una salida dialogada sobre reinserciones sociales y generosidad con los presos, que difícilmente se vería tolerada por esos presos y por los dirigente s más partidarios de entregar las armas. Todo el complejo etarra, que no es precisamente un movimiento de liberación, necesita a Batasuna en las instituciones democráticas, y tras haber comprobado que la kale borroka no pone de los nervios a Zapatero, ni modifica su lenguaje sobre el problema de la paz, ha entendido que sin legalizarse por medio de la ley, pasando por la ventanilla del Ministerio de Interior, nadie la va a legalizar. Y ha entendido también que ninguna argucia va a abrirle las puertas de la participación electoral, por tantas miradas como vigilarán si a Batasuna se le ocurren nuevas estratagemas para disfrazarse de fuerza política legal. Es algo más que posible y un poco menos que probable que a la vuelta de las vacaciones navideñas vaya desapareciendo la kale borroka y que en la izquierda abertzale surja la iniciativa de presentar unos estatutos en el Ministerio de Interior. Conviene añadir que la ley no exige a ningún estatuto de partido o de fuerza electoral una declaración expresa de condena a la violencia terrorista.