Cerrar
Publicado por
EDUARDO CHAMORRO
León

Creado:

Actualizado:

SE SUPONE que, al llegar al poder, todos los partidos están igualmente dispuestos a llevar a la práctica sus programas y a respetar el interés general por encima de los intereses más concretos de cada uno de ellos. En Palestina, para desgracia de los palestinos, las cosas no son así. Al Fatah lleva toda la vida demostrando que es un partido corrupto e idóneo para poner el bolsillo de sus dirigentes muy por delante de cualesquiera otros intereses. Hamás no ha necesitado más que unos pocos meses para demostrar que es un partido suicida, perfectamente capaz de poner la inmolación por delante de cualquier exigencia, condición o circunstancia nacional. Ambos, Al Fatah y Hamás, son de tiro fácil y están acostumbrados a que los caprichos del orgullo, los designios del carácter, los dictados del amor propio y el torbellino de los sentimientos acaben con cualquier plan, pacto, alianza, acuerdo o compromiso. El más mínimo espesor del presente sirve a ambos para desestabilizar cualquier posibilidad de mejorar el futuro y hacer añicos cualquier despliegue de la esperanza. El partido que ganó las elecciones palestinas en nombre de Hamás no llevaba en su programa el único argumento que ha desarrollado desde el poder: el no reconocimiento de Israel, hipotecando así toda la ayuda económica de Occidente. Su primer ministro, Haniya, no ha dudado en acudir con esa bancarrota a Irán, cuyo presidente lleva meses augurando la destrucción de Israel, y cuyo dinero se ha visto requisado. Sin hacienda y con la ley en las armas, Palestina es una apuesta entre Hamás, para acabar con lo que haya que haya que acabar, y Al Fatah, para sacar adelante lo que se pueda. La guerra civil se librará entre quienes estén por la construcción de Palestina y quienes prefieran acabar con Israel.

Cargando contenidos...