AL TRASLUZ
Lo imposible
POCAS veces la concreción de qué es lo navideño ha sido objeto de tanto análisis periodístico. Religiosidad y laicidad han de ser compatibles, pues la una no niega a la otra, ni al revés. Ahora bien, parece evidente que la mayoría siente estas fechas como mucho más que unos días de jolgorio y de comilona familiar, independientemente de que se sea practicante o no. No hay contradicción en ello, los españoles somos quijotes y sanchos a la vez. Muchos han dejado de ir a misa, pero ningún político sensato debería interpretar esto como una manifestación de ateismo, ni siquiera de agnosticismo. Las contradicciones forman parte esencial de la personalidad de una sociedad. Lo único que no se puede ser a la vez es del Barça y del Real Madrid. Del mismo modo que la nochebuena no es una despedida de soltero con toques espirituales, tampoco el final de un año y el nacimiento de otro es sólo una celebración lúdica, hay más detrás. Tradición no es rutina mecánica, sino eco. Enterremos al señor 2006 con todos los honores debidos de los guerreros caídos en combate, aunque no todas sus acciones fueron honorables. Recibamos a 2007, donde todo lo bueno puede ocurrir, y ocurrirá. Los viejos enemigos de la humanidad no serán erradicados, incluso es muy posible que ganen nuevas batallas, pero también el amor y la verdad darán algún que otro golpe certero. Si llueve, ya escampará. ¿De verdad cree alguien que las navidades pueden ser reducidas a unas vacaciones, una paga más y a una ceremonia del consumo? ¿a lo privado? En España, hasta el blasfemo es papón de una cofradía. Porque el humor hace milagros, mediante la contradicción. Ateo y creyente. Agnóstico y abad mayor. Todo es posible. Ahora bien... del Barça y del Real Madrid... eso ya no.